Nuevos horizontes en mHealth: Apps y la gestión remota de la salud

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Álex Ríos. Director General. Mobivery.

Nuevos horizontes en mHealth: Apps y la gestión remota de la salud

21/4/2014
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El sector sanitario no se ha quedado fuera de la denominada “Era App”. Desde 2008 son muchos los ejemplos que demuestran la eficacia de los smartphones y tablets como complemento en el cuidado de la salud, desde apps informativas, pasando por las soluciones que mejoran los procesos internos en empresas del sector, hasta llegar a la última revolución: los dispositivos conectados.

De las aplicaciones móviles, esos programas que se instalan en los smartphones y tablets y que permiten acceder a información y servicios de todo tipo, se dice que están cambiando nuestros hábitos. Es cierto. Pero si lo aplicamos al ámbito sanitario, esta definición se queda corta. Más allá de los hábitos, las apps móviles han demostrado su capacidad para mejorar la calidad de vida de quienes las utilizan. Y todavía queda mucho camino por recorrer, teniendo en cuenta los avances tecnológicos que han ido aterrizando en los últimos años.

La fiebre de las apps en el sector sanitario
En un primer momento, las experiencias de mHealth se caracterizaron por su orientación informativa o de consultorio. La capacidad del móvil de poder consultar información en cualquier momento y desde cualquier lugar, atrajo rápidamente iniciativas que trataban de resolver una duda médica o de llevar un control de nuestra salud a través de una app, de manera inmediata. Con el catálogo disponible en las tiendas de aplicaciones, un usuario o usuaria estándar puede hacer un seguimiento de su presión arterial, su calendario menstrual o de un embarazo, marcar las tomas de un medicamento, consultar los hitos de crecimiento de un bebé o localizar las farmacias de guardia más cercanas, todo ello desde su móvil.

Si hablamos de una patología en concreto, la utilidad de las aplicaciones adquiere mayor relevancia aún para el usuario. Es el caso de los enfermos de diabetes, que necesitan un especial cuidado para ajustar las dosis de insulina a los niveles de azúcar en sangre. Aplicaciones como SocialDiabetes, que ha recibido numerosos reconocimientos, facilitan el control de los valores que un paciente con esta patología tiene que atender, aportando además una comunidad donde resolver las dudas más frecuentes sobre la diabetes. Y dado que toda enfermedad va asociada a un tratamiento, el mismo tipo de aplicación se puede adaptar a un medicamento en concreto. Por un lado se ofrece al usuario un sistema de seguimiento de las dosis y, al mismo tiempo se incrementa la adherencia al tratamiento.

No es de extrañar que además de información, los usuarios demanden servicios por parte de las administraciones, por ejemplo, para facilitar el acceso a la gestión de citas médicas. Un servicio del que ya disfrutan los pacientes de comunidades como Castilla y León o La Rioja, con las apps de Cita Previa, impulsadas por las correspondientes Consejería de Salud, así como otras aplicaciones con el sello de centros privados y aseguradoras como Sanitas, Asisa o DKV.

El crecimiento protagonizado por las apps en la categoría de Medicina ha demostrado que los dispositivos móviles no son un mero instrumento de entretenimiento. Prueba de ello son las aplicaciones dirigidas a profesionales sanitarios. Podemos encontrar ejemplos como Guía TerAppéutica, desarrollada por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), que permite realizar una búsqueda sobre más de 400 problemas de salud de Atención Primaria, identificando el diagnóstico, el tratamiento a seguir e incluso una sugerencia de fármacos. O Pediatric Support, cuyo objetivo es facilitar la atención de una situación pediátrica de urgencia.

Una duda que puede surgir después de mencionar estos ejemplos es el tema de la seguridad. Ni que decir tiene que dada su delicada naturaleza, las aplicaciones que ofrecen información médica suelen estar avaladas por asociaciones y profesionales médicos. Aunque sea información dirigida a personal sanitario cualificado, hay que tener en cuenta que cualquier usuario puede descargar la aplicación de la tienda y hacer un uso incorrecto de esa información. El precio suele ser una barrera disuasoria importante (iMedimecum FT, actual líder del ranking de aplicaciones en la categoría de Medicina de la tienda de Apple, se vende por 32,99 €, o el Atlas de Anatomía Sobotta, por 69,99 €), pero aún así, las advertencias sobre la necesidad de que sea un médico quien diagnostique y ordene un tratamiento, al margen de lo sugerido por la app, las limitaciones o la responsabilidad, son un componente habitual y a la vez completamente necesario.    

De la información a la interacción: Gestión remota de la salud
El volumen de aplicaciones disponibles relacionadas con la salud, son una clara muestra de su consolidación en un mercado distinguido por una voraz competencia. Es precisamente esa competencia la que, de la mano de los avances tecnológicos, están animando la renovación del mHealth. La tendencia actual la marcan, sin duda, los dispositivos conectados.

Las aplicaciones móviles son desde hace unos años un gran aliado para la salud, pero es la consolidación de los dispositivos conectados la que está permitiendo una interacción más completa, partiendo de la actividad que generan los propios usuarios. Más que nada ofrecen la posibilidad de que sea el usuario quien tome el control y, al mismo tiempo, apoyan la evolución hacia un mejor estado de salud. Y encontramos usos de todo tipo:

Bienestar físico. Los profesionales del deporte siempre se han apoyado en aparatos que ayudan a medir el esfuerzo físico realizado. Los tradicionales podómetros, dispositivos que cuentan los pasos y la distancia recorrida, o los pulsómetros, para medir el ritmo cardíaco, se han reinventado fruto de una prometedora alianza con las apps móviles. Marcas como Jawbone, Fitbit, Withings o Nike han convertido en tendencia el bienestar físico, utilizando como herramientas elementos tan comunes como pulseras, básculas o despertadores, todo ello asociado a una app.

Las pulseras entran dentro de los conocidos como “wearables”, por ser un dispositivo que el usuario lleva puesto. Procesan la información generada durante la actividad física o simplemente como resultado de la rutina diaria y la muestra en forma de gráficas y datos que el usuario puede consultar desde el móvil. Los diferentes modelos existentes en el mercado miden calorías quemadas, número de escaleras subidas, controlan los hábitos de comida y llegan incluso a mostrar patrones del ciclo de sueño.

El control del peso también ha adquirido un tinte diferente. Las básculas de Withings ofrecen un seguimiento personalizado de las variaciones en el índice de masa corporal, miden la frecuencia cardíaca para comprobar si la forma física ha mejorado o empeorado y, gracias a los sensores incorporados, detectan la concentración de CO2 en la habitación y te indican el mejor momento para ventilarla.

Control médico. Al hablar de gestión remota de la salud, el control médico es el máximo estandarte. A través de las aplicaciones móviles se puede transmitir información en tiempo real, con datos que los dispositivos conectados permiten generar, como las pulseras mencionadas en el apartado anterior. Pueden ayudar también a resolver a distancia una situación de riesgo, además de ofrecer información médica muy valiosa, que se puede almacenar en el historial del paciente. 

En Estados Unidos encontramos propuestas como uBox o Lively. La primera jubila al tradicional pastillero sustituyéndolo por un dispositivo inteligente que ayuda al paciente en el seguimiento de un tratamiento. A través de un sistema de alertas recuerda al paciente cuándo debe tomar la medicación, y se bloquea de manera automática para evitar que se repita la toma. Los dispositivos de Lively están dirigidos a personas mayores que viven solas, y que pueden tener problemas para recordar ciertos hábitos de su rutina diaria. Sin necesidad de estar presentes, los familiares o el personal responsable de su cuidado, pueden comprobar que todo va bien.

Fomento de hábitos saludables. La tecnología se puede enmascarar en ocasiones para lograr un fin concreto. Por ejemplo, atajar la obesidad infantil parece más sencillo cuando se plantea en forma de juego, más teniendo en cuenta el público al que va dirigido. Una opción es presentarlo como un concurso, como proponen en GeoPalz. Utilizando un podómetro, los niños más activos van acumulando puntos, que después pueden canjear por premios. Mientras, los padres pueden controlar en cualquier momento la evolución de sus hijos desde la app móvil.

El otro ejemplo tiene como principal impulsor a UnitedHealthCare, el mayor proveedor de servicios de salud en Estados Unidos. En la última edición del CES de Las Vegas, uno de los eventos tecnológicos de referencia a nivel mundial, presentaron un proyecto piloto que convertía un videojuego en una clase de educación física. Mientras los niños disfrutan de un momento de ocio, un dispositivo va recogiendo los movimientos corporales y midiendo la actividad física de cada “jugador”.

¿Qué pasa con las empresas españolas?
Los ejemplos son claros, por eso las empresas de salud en nuestro país empiezan a entender las necesidades de estar presentes en el canal móvil, asimilando las diferentes vías que pueden tomar para ofrecer un mejor servicio a sus usuarios, pacientes o clientes. Esto no quiere decir que no surjan dudas, que suelen estar relacionadas con proyectos similares ya existentes o actuaciones firmadas por la competencia.

Como no todas las empresas son iguales, las soluciones de movilidad tampoco son válidas para todos, siendo necesario analizar cada caso de manera individual. En España, con un tejido empresarial tan variado, nos encontramos con empresas pequeñas para las que una app corporativa supone una parte fundamental de su estrategia y, por tanto, necesitan del soporte profesional correspondiente; y por otro lado, grandes corporaciones, que acostumbradas a ciclos internos lentos tienen dificultades para adaptarse al dinamismo y velocidad a la que evoluciona este sector.

Desde la perspectiva de Mobivery, el sector farmacéutico y sanitario está haciendo grandes avances, aunque en algunos casos son lentos. Poco a poco se van creando departamentos dedicados en exclusiva para centralizar los proyectos tecnológicos y de innovación, entre ellos, la movilidad. Este esfuerzo se ha traducido en proyectos interesantes:

Apps para delegados. Aunque ya se hicieron muchos intentos de movilizar a los delegados en el pasado, ahora es cuando la tecnología ha llegado al punto de madurez. Este tipo de apps mejoran los procesos internos, agilizando tareas rutinarias como la recogida de información en origen o la gestión de una base de datos de clientes y pacientes, siendo aplicable a visitadores médicos o a la red de agentes de una compañía de seguros. Con este tipo de soluciones, los cuadernos autocopiativos tienen los días contados, siempre y cuando se consiga una herramienta sencilla, que no provoque rechazo y que al final permita reducir el tiempo y los trámites para procesar la información.

Presentaciones colaborativas. La consultora experta en el sector salud, Goc Networking, ha desarrollado una herramienta que permite dinamizar las sesiones de trabajo colaborativo para sus clientes. A través de los dispositivos móviles, los asistentes pueden transmitir la valoración sobre el contenido expuesto por el ponente respondiendo a cuestionarios en tiempo real; de esta manera los resultados se muestran en la siguiente pantalla de la presentación para fomentar el diálogo entre los asistentes.

Documentación de referencia. Bien sea dirigida a un público general o a profesionales de la salud, disponer de una guía de consulta con información médica de referencia, resulta un gran avance respecto al material impreso, ya no sólo por el volumen sino por las ventajas que ofrecen los dispositivos móviles en cuanto al acceso a la propia documentación, la posibilidad de incluir material interactivo y audiovisual o la opción de compartir cómodamente con otro usuario.

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