Fundamentos científicos del Coaching

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Andrés Hernández. Licenciado en Ciencias Biológicas. Responsable de Formación y de Producto en ASACpharma.

Fundamentos científicos del Coaching

06/10/2014
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A través de un esquemático y breve recorrido por el sistema nervioso y órganos de los sentidos, sistema endocrino y sistema inmune, se exponen los principales fundamentos científicos que explican algunas de las técnicas y herramientas que se utilizan en el coaching. También se introduce el novedoso término “Pneicoaching”, que involucra a los tres sistemas con el coaching.

1.Introducción: sistema PNEI
En la mayoría de las publicaciones, relacionadas con fundamentos científicos del coaching, se utilizan términos relacionados, preferentemente, con la neurofisiología, es decir al funcionamiento del Sistema Nervioso. Sobre todo, lo concerniente al cerebro (reptiliano, emocional y racional y sus 2 hemisferios: derecho e izquierdo) y al Sistema Nervioso Autónomo.

En el presente artículo me gustaría ir un poco más allá y referirme no sólo a la relación entre neurofisiología y coaching, sino a la intervención de más de un sistema, el sistema PNEI.

PNEI son las siglas de PsicoNeuroEndocrinoInmunología, que engloba el Sistema Nervioso -Central y Autónomo- el Sistema Endocrino y el Sistema Inmune (Figura 1)

El sistema PNEI actúa como sistema de control homeostático –equlibrio-, en el cuerpo humano.


Figura 1.- Sistema PNEI: sistema de control homeostático

El sistema PNEI establece que, fenómenos dependientes del SNA, desencadenan respuestas hormonales y, estas a su vez, inmunológicas y, por medio de estas, liberación de “moléculas mensajeras” –neuropéptidos-, con acción sobre el “Sistema Nervioso1).

Parte de este sistema PNEI se explica por el conocido Eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal (eje HHA). Conjunto complejo de influencias directas e interacciones retroalimentadas entre el Hipotálamo, la Hipófisis y la glándula suprarrenal (Figura 2).

Las interacciones homeostáticas entre estos tres órganos, conforma el eje HHA, parte esencial del sistema neuroendocrino que controla las reacciones al estrés y regula varios procesos del organismo como la digestión, el sistema inmune, las emociones, la conducta sexual y el metabolismo energético.


Figura 2.- Eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal

Para finalizar, este primer apartado, nos faltaría saber cómo se produce la interacción entre los tres sistemas, Nervioso, Endocrino e Inmune.

Esto ocurre, preferentemente, por las denominadas “moléculas mensajeras”, que sensibilizan o activan los “receptores” de las membranas de las células de cada sistema (Figura 3).


Figura 3.- Receptor y NT (neurotransmisor: neuropéptido) en el Sistema Nervioso.

La sensibilización de los “receptores de membrana”, activan reacciones en cadena para poner en marcha la función biológica del sistema PNEI.

Las “moléculas mensajeras”, del Sistema Nervioso suelen ser “neuropéptidos”, las del Sistema Endocrino, “hormonas”, y las del Sistema Inmune, “citokinas” (Figura 4).


Figura 4.- Sistema PNEI. Moléculas mensajeras

Podemos añadir que, el sistema PNEI también explica la relación cuerpo-mente, sobre la que se volverá con mayor extensión al final del artículo.

Las pruebas de que el “sistema nervioso” influye en el “sistema inmune” se remontan, por lo menos un siglo atrás cuando se demostró que una “rosa artificial” desencadenaba una respuesta alérgica en un paciente alérgico a las rosas (que ignoraba que fuera falsa).

Además, desde hace mucho tiempo se conoce la importancia de los “factores psicológicos” en la evolución de muchas “enfermedades”; después de las investigaciones de Seyle, los estudios de Holmes y Rahe sobre el “estrés” (1967) demuestran hasta qué punto al organismo le cuesta adaptarse a cualquier hecho importante (positivo o negativo) que modifique el ritmo de vida.

Así en una escala del estrés, en la que la muerte del cónyuge está valorada en 100 puntos, el matrimonio en 50, despido 47, jubilación 45, traslado 20 y unas vacaciones 13 puntos. Entre las personas que han acumulado 300 puntos de estrés, en menos de un año se constata la aparición de un 49% de enfermedades graves (cáncer, etc,…) frente a sólo un 9% entre la gente cercana a ella.

Carl y Stéphanie Simonton han demostrado el impacto de la visualización positiva, así como de las convicciones mentales (creencias), sobre la evolución del cáncer. Cinco años después de una operación de cáncer de mama, entre las mujeres que aceptan su enfermedad, se dan un 75% de metástasis y un 38% de muertes; en cambio, las cifras se reducen a un 35% y un 10%, respectivamente, entre las mujeres que luchan contra la enfermedad con métodos psicoterapéuticos (visualización).

Otros de los aspectos relacionados con el sistema PNEI, se refiere al conocido efecto placebo, basado en “creencias positivas” de los pacientes.

Algunos pacientes mejoran de sus enfermedades cuando creen –equivocadamente- que están recibiendo tratamiento médico (farmacológico o quirúrgico).

El Dr. Bruce Moseley (Universidad de Medicina de Baylor) realizó en estudio (Moseley et al., 2002. New England Journal of Medicine) en el que evaluaba la eficacia de la cirugía de rodilla.

Se establecieron 3 grupos: al grupo 1) se le rebajó el cartílago dañado, al grupo 2) se le realizó limpieza de la articulación y al grupo 3) se les realizó una “falsa cirugía), fingiendo que se les operaba.

Los resultados fueron los siguientes: los pacientes de los grupos 1) y 2) mejoraron, como se esperaba, pero lo más sorprendente fue que el grupo 3) –grupo placebo- mejoró como los otros dos.

Existe, por otro lado el efecto contrario; se llama el efecto nocebo, por el cual las creencias negativas son capaces de provocar enfermedades psicosomáticas.

Estas observaciones confirman las estrechas y recíprocas relaciones entre el “sistema nervioso”  y el “sistema inmune” y, por lo tanto, que la mente puede dominar al cuerpo.

2.Sistema Nervioso y órganos de los sentidos
El Sistema Nervioso (SN) es el encargado de mantener el equilibrio del organismo y controlar la conducta del individuo.
Lo consigue mediante 3 funciones (Figura 5):

Receptora: recoge los estímulos del cuerpo y del entorno y los lleva al Sistema Nervioso Central (SNC).
Integradora: analiza los estímulos y fabrica la respuesta adecuada.
Efectora: ejecuta las respuestas elaboradas.


Figura 5.- Funciones del Sistema Nervioso

Estas funciones se realizan, con la información que pasa de una neurona a otra (célula nerviosa), a través de la sinapsis, por medio de moléculas mensajeras llamadas neuropéptidos (neurotransmisores).

El Sistema Nervioso tiene 3 componentes básicos:

2.1. S. N. Central (SNC): cerebro y médula espinal
2.2. S. N. Periférico: nervios sensitivos y nervios motores
2.3 .S. N. Autónomo (SNA): S. N. Simpático (SNS) y S. N. Parasimpático (SNP)

2.1. S. N. Central (SNC): cerebro y médula espinal
Se encarga de la “función integradora”; analiza estímulos, memoriza y elabora respuestas.
Formado por el cerebro y la médula espinal.


Cerebro triuno (Fig. 6).
Formado por el cerebro reptiliano, el cerebro emocional y el cerebro racional.

Cerebro Reptiliano (Sistema Reticular).
Es el más primitivo y lo tienen los reptiles. Es nuestro centro de los instintos. Es el “guardián de la vida”.
Se centra en la conservación de la vida y su funcionamiento es, básicamente, “inconsciente”.
Segrega adrenalina (molécula mensajera) y controla la “homeostasis” del “presente.
Controla la respiración, ritmo cardiaco, presión sanguínea e incluso colabora en la continua relajación-contracción de los músculos.
Sustenta una parte importante de la “mente subconsciente”, donde se graba, se aloja y se desarrolla el trauma psicológico, aquello que determina la mayoría de miedos y fobias que conforman la mente reactiva, la cual, en algunas ocasiones, lleva al ser humano a comportarse como un animal salvaje.

Cerebro Emocional (Sistema Límbico).
Evolutivamente, apareció después que el cerebro reptiliano. Lo tienen los mamíferos. Es el cerebro del aprendizaje, la memoria y las emociones.
Es aquí donde quedan registradas nuestras experiencias, convertidas en memoria personal.
Importante saber que una experiencia sólo puede ser memorizada cuando suscita suficiente emoción.
Dispone de varias “zonas de control”: hipocampo (centro de aprendizaje emocional y almacén de recuerdos emocionales, amígdala (centro de control emocional), tálamo (recibe información de los sistemas sensoriales), hipotálamo (controla el sistema endocrino –eje HHA- y el SNA) e hipófisis (segrega moléculas mensajeras que controlan las secreciones de otras glándulas endocrinas): ver Figura 2.
Controla todo lo que rige el bienestar psicológico y una gran parte de la fisiología del cuerpo: funcionamiento del corazón, tensión arterial, sistema endocrino, sistema digestivo y sistema inmune.

Cerebro Racional (Sistema Neocortical).
Evolutivamente, apareció después del cerebro emocional. Lo tienen sólo los humanos. Es el cerebro de la percepción y de los recuerdos.
Recibe la información de los órganos de los sentidos (vista, oído, tacto, etc,..). Esta información, analizada por nuestro cerebro racional, está asociada a “recuerdos internos” (representación interna) de experiencias del pasado, así como a emociones presentes, surgidas en el cerebro emocional. 
De esta manera, nuestro cerebro racional nos permite elegir y tomar decisiones para gestionar el futuro. Es el “cerebro consciente”.
Desarrolla las capacidades cognitivas de memorización, concentración, reflexión, resolución de problemas y habilidad para escoger la conducta adecuada.
Es la base de nuestros pensamientos y reflexión, es el cerebro de la imaginación y nos permite controlar las emociones.
Está formado por dos hemisferios, el hemisferio derecho (HD) y el hemisferio izquierdo (HI), ambos conectados por el cuerpo calloso.


Figura 6.- El cerebro triuno

-Hemisferio derecho (HD)
Es el centro de la intuición global, de la síntesis, el cerebro artístico.
Tiene que ver con lenguaje no verbal, intención, emoción, creatividad, intuición o sentimiento.
Las personas que utilizan más este hemisferio se centran más en el “conjunto” de las cosas.
Está conectado al cerebro emocional.

-Hemisferio izquierdo (HI)
En el centro del análisis lógico.
Tiene que ver con el lenguaje verbal, la razón, la lógica y el pensamiento.
Las personas que utilizan más este hemisferio se centran más en el “detallle” de las cosas. Se fijan más en el contenido de las frases que en el ambiente de la conversación (en el texto más que en el contexto), con un enfoque “cartesiano”, lineal, cuyo eje es el tiempo.

Médula Espinal.
Forma parte, junto con el cerebro, del SNC.
Es una estructura larga y cónica cuya función principal consiste en distribuir los “nervios motores” hacia los órganos efectores del cuerpo (glándulas y músculos) y en recoger la información somatosensorial que será enviada al cerebro, a través de los “nervios sensitivos”.

2.2. S. N. Periférico: nervios sensitivos y nervios motores
El encéfalo y la médula espinal se comunican con el resto del cuerpo a través de los “nervios craneales” y de los “nervios espinales”.

Estos nervios forman parte del Sistema Nervioso Periférico, que envía la información sensorial al SNC (función receptora) y mensajes desde éste último hasta los músculos y las glándulas (función efectora). Figura 5.

“Nervios espinales”.
Abandonan la columna vertebral y viajan hacia los músculos o hacia los receptores sensoriales que inervan, ramificándose, repetidamente en su trayecto.

“Nervios craneales”
Doce pares de nervios craneales surgen del encéfalo. La mayoría de ellos ejercen funciones sensoriales y motoras en la región de la cabeza y en el cuello.
Uno de ellos, el décimo, “nervio vago”, regula las funciones de los órganos de las cavidades torácica y abdominal.

Se divide en 2 ramas:
-Sistema Nervioso Somático: es la parte del Sistema Nervioso Periférico que recibe la información de los órganos sensoriales y que controla los movimientos de los músculos esqueléticos (forman parte del aparato locomotor y están bajo el control de la voluntad).
-Sistema Nervioso Autónomo (SNA): es la parte del Sistema Nervioso Periférico involucrado en la regulación de la musculatura lisa (forman parte de las paredes de las vísceras y no están bajo el control de la voluntad), músculo cardiaco y glándulas endocrinas.

2.3.S. N. Autónomo (SNA): S. N. Simpático (SNS) y S. N. Parasimpático (SNP)
Se denomina así porque es el sistema nervioso que se autogobierna.
Siendo su función principal regular los procesos vegetativos del cuerpo (Figura 7).


Figura 7.- Acciones de equilibrio ejecutadas por el SNA

Consiste en 2 sistemas, anatómicamente separados: el S. N. Simpático (SNS) y el S. N. Parasimpático (SNP).
Con pocas excepciones, los órganos del cuerpo son inervados por los dos sistemas, cada uno de los cuales ejerce una acción contraria. Por ejemplo El SNS aumenta la frecuencia cardiaca (FC), mientras que el SNP la disminuye.

S. N. Simpático (SNS)
Se activa cuando hay una emergencia o creemos que la hay.

Está involucrado, principalmente, en actividades asociadas con el gasto de las reservas energéticas almacenadas en el cuerpo.
Por ejemplo cuando un organismo es excitado, el SNS aumenta el flujo sanguíneo hacia los músculos esqueléticos, estimula la secreción de adrenalina, causando un incremento de la FC y aumento del nivel de glucosa, en sangre, lo que produce un aumento de energía en la musculatura esquelética.

Actúa como intermediario en el estado de alerta, la excitación, la activación y la movilización.

Es el sistema que media en las conductas de huida, lucha, miedo y sexo.

Las terminaciones nerviosas del SNS segregan adrenalina en las “glándulas suprarrenales” (situadas encima de los riñones); el resto de las terminaciones nerviosas simpáticas de todo el cuerpo segrega noradrenalina.

Ambas sustancias, adrenalina y noradrenalina, son las “moléculas mensajeras”, del SNS, que ponen en marcha diversos órganos en cuestión de segundos.

S. N. Parasimpático (SNP)
Desempeña la función opuesta al SNS.
Lleva a cabo actividades involucradas en el incremento de la energía almacenada en el cuerpo.
Estas actividades incluyen la salivación, la motilidad gástrica e intestinal, la secreción de jugos digestivos y el aumento del flujo sanguíneo en el sistema gastrointestinal.
Las neuronas del SNP segregan acetilcolina (molécula mensajera)
El SNP interviene en las actividades tranquilas y vegetativas, en todo lo que no sean conductas de huida, lucha, miedo y sexo.

Coherencia cardiaca.
Otro de los aspectos que relacionan el “Sistema Nervioso” con los sistemas “endocrino” e “inmune”, es la “coherencia cardíaca”. El término procede de la vinculación entre el “corazón” y el “cerebro emocional” (amígdala) y el papel que desempeña el SNA.

El SNS aumenta la FC y activa el cerebro emocional, mientras que el SNP frena la acción de los dos.

En las situaciones de estrés, ansiedad, depresión o cólera, la FC entre 2 latidos se vuelve irregular o caótica: caos cardiaco. En cambio, en los estados de bienestar, compasión o gratitud, esa FC se vuelve coherente (coherencia cardiaca), en relación a la alternancia de aceleraciones y desaceleraciones (Figura 8).


Figura 8. Coherencia cardiaca (gráfico superior). Caos cardiaco (gráfico inferior)

Existe un método simple y eficaz para aumentar la variabilidad de los latidos del corazón y conseguir que entren en coherencia. Desarrollado y comprobado por el HeartMath Institute de California2).

En un estudio publicado en el American Journal of Cardiology, investigadores de HeartMath Institute demostraron que el simple hecho de evocar una “emoción positiva” relacionada con un recuerdo o incluso una escena imaginaria, induce rápidamente una transición de la frecuencia cardíaca hacia una “fase de coherencia”3)

Esta coherencia del ritmo de los latidos del corazón repercute con gran rapidez en el “cerebro emocional”, al que notifica, aportándole estabilidad, que en la fisiología “todo está en orden”.

El cerebro emocional responde a este mensaje reforzando la coherencia del corazón.

Este vaivén produce un círculo virtuoso que permite, con un poco de práctica, mantener este estado de coherencia máxima durante 30 minutos o más.

Esta coherencia entre el corazón y el cerebro emocional estabiliza el SNA: equilibrio entre SNS y el SNP.
Quienes hacen ejercicio de manera regular cuentan con una variabilidad mucho mayor de ritmo cardiaco y más “coherencia” cardiaca que quienes son sedentarios4).

Eso significa que su sistema parasimpático, el “freno” fisiológico que induce periodos de calma, es más sano y fuerte.

Un buen equilibrio entre las 2 ramas del SNA es uno de los mejores antídotos contra la ansiedad, el estrés y el pánico.

Todos los síntomas de la “ansiedad” y del “estrés” tiene su origen en una actividad excesiva del SNS: sequedad de boca, aceleración del corazón, sudores, temblores, aumento de la tensión arterial, etc…

Otro estudio sugiere una clara mejoría del equilibrio hormonal (Sistema Endocrino): al cabo de un mes de práctica del método de coherencia cardiaca; la tasa de DHEA –la hormona de la juventud- aumentó su nivel medio en un 100%5).

Al mismo tiempo, en los mismos sujetos, la tasa circulatoria de cortisol –la hormona del estrés por excelencia, asociada a las subidas de la tensión arterial, al envejecimiento de la piel, y al acné, así como a la pérdida de memoria y concentración- había descendido un 23%6) 7)

El sistema inmune también sale beneficiado de la práctica de la coherencia cardiaca.

Las inmunoglobulinas A (Ig A) son la primera línea de defensa del organismo contra los agentes infecciosos (virus, bacterias y hongos).

Las Ig A (molécula mensajera del sistema inmune) se renuevan, constantemente, en la superficie de las mucosas como las de nariz, garganta, bronquios, intestino y vagina, donde las infecciones suponen una amenaza constante.

En un experimento se pidió voluntarios que recordasen una “escena vivida que les hubiese encolerizado”. La simple evocación del recuerdo indujo un periodo de varios minutos de “caos” en su ritmo cardíaco.

Tras ese periodo de caos, la secreción de Ig A cayó durante 6 horas, por término medio, reduciendo así su resistencia frente a los agentes infecciosos.

En el mismo estudio, un “recuerdo positivo” inducía varios minutos de “coherencia”, acompañados de un aumento de la producción de Ig A durante las 6 horas posteriores8)

En otro estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, investigadores de Pittsburgh demostraron que el nivel de estrés, al que cada persona está sometida, predice directamente la posibilidad de resfriarse9).

Este fenómeno podría muy bien deberse al efecto de las emociones negativas sobre el sistema corazón-cerebro y la secreción de Ig A.

Los estudios realizados en empresas demuestran que el efecto de la coherencia sobre la fisiología, se refleja directamente en la disminución de los síntomas habituales del “estrés”: el número de ejecutivos que dice tener palpitaciones “a menudo o casi siempre” pasa del 47 al 30%, en 6 semanas, y al 25% en 3 meses.

En cuanto a los síntomas de tensión en el cuerpo, las cifras pasan del 41 al 15%, y después al 6%.

Respecto al insomnio del 34 al 6%; y para la sensación de agotamiento del 50 al 12%; en cuanto a dolores diversos –incluido dolor de espalda-, del 30 al 6%.

Los beneficios de practicar la coherencia son, control de la ansiedad y de la depresión, descenso de la tensión arterial, aumento de la tasa de DHEA, disminución de la tasa de cortisol y estimulación del sistema inmune.

De nuevo se demuestra la relación de los sistemas nervioso, endocrino e inmune: sistema PNEI.

Órganos de los sentidos
Son estructuras que se han especializado en la recepción de los “estímulos externos”.

Para cada grupo de estímulos se han diferenciado distintos órganos de los sentidos:
* Para los estímulos luminosos, la “vista”.
* Para los estímulos sonoros, el “oído”.
* Para los estímulos mecánicos, el  “tacto” y el “equilibrio”.
* Para los estímulos químicos el “olfato” y el “gusto”.

Todos los órganos de los sentidos tienen algún componente de naturaleza nerviosa, que deben transformar el estímulo en impulso nervioso que alcanzará un área específica del cerebro.

3. Sistema Endocrino
Está constituido por una serie de “glándulas” situadas en distintas partes del organismo, aunque actúan como un conjunto.

Son glándulas de secreción interna que vierten a la sangre, “hormonas”, para que las conduzca a órganos diana.

La acción, de las hormonas, en el organismo es lenta y prolongada.

Ante la presencia de un “factor estresante”, el organismo puede responder de 2 maneras:
* Por la “ruta neurológica” que representa el “SNS” (adrenalina y noradrenalina); primer medio para que el cerebro ponga en marcha su actividad en respuesta a dicho factor.
* Por la “ruta endocrina”, mediante la secreción de “hormonas” (cortisol).

La hormona más importante en el proceso de estrés es el cortisol. Su proceso de control en su secreción es el siguiente:
Cuando el cerebro (corteza cerebral) percibe o prevé un agente estresante el “hipotálamo” desencadena la liberación de CRH (Factor Liberador de Corticotropina).

Esta hormona entra en el sistema circulatorio que une el hipotálamo con la hipófisis, lo que origina que ésta libere ACTH (corticotropina). La ACTH llega a la circulación general y desencadena la liberación de cortisol por las glándulas suprarrenales. (Figura 2: Eje HHA).

La adrenalina y el cortisol actúan de forma similar; sólo que la adrenalina actúa en cuestión de segundos y el cortisol prolonga su actividad durante minutos u horas.

Cortisol más adrenalina y noradrenalina, explican buena parte de lo que sucede en el organismo durante el estrés. Son los caballos de tiro de la respuesta de estrés.

4. Sistema Inmune
Su labor principal consiste en defender al cuerpo de agentes infecciosos como virus, bacterias, hongos y parásitos.
Las defensas inmunitarias son producidas por un complejo conjunto de células de la corriente sanguínea llamadas “linfocitos” y “monocitos” (glóbulos blancos).

Se halla distribuido por toda la circulación sanguínea y para hacer sonar la señal de alarma tiene que haber mensajeros químicos en la sangre que comuniquen entre sí a los distintos tipos de células. Moléculas mensajeras, llamadas citokinas (interleukina 1, interleukina 2, etc…). Figura 4.

En la figura 9 se incluyen los dos componentes de la respuesta inmunitaria: la inmunidad innata y la inmunidad adaptativa y, dentro de ésta última la “respuesta humoral” (mediada por anticuerpos y citokinas) y la “respuesta celular”, mediada con células (linfocitos).


Figura 9.- Componentes de la respuesta inmunitaria

Se ha podido comprobar que las “citokinas” pueden acceder al cerebro, estimulando la liberación de CRH, que pueden interactuar con la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina y pueden causar depresión: en algunos tipos de cáncer, tratados con citokinas -para fortalecer la función inmune-  aparecieron casos de depresión.

Por otro lado, existen unas hormonas, denominadas “endorfinas” que se producen en nuestro cerebro y que se secretan  como respuesta a sensaciones agradables  (sonreir, hacer ejercicio físico, escuchar música, etc…) y producen bienestar.

Cuando se estimula el “cerebro emocional”, utilizando medios naturales, también se está estimulando la actividad del “sistema inmunitario” y favoreciendo la proliferación de células “natural killer”, que se convierten en más agresivas, contra las células cancerígenas10).

Todo esto podría afianzar, un poco más, la interrelación entre los 3 sistemas (sistema PNEI). Figura 1.

5. Coaching: inteligencia emocional y PNL
Una posible definición de coaching podría ser la de proceso de acompañamiento entre el “coach” y el “coachee”.

En ese proceso se pueden utilizar una serie de técnicas (herramientas) para que el coachee sea capaz de conocerse a sí mismo. Autoconocimiento, que le traerá al “aquí y al ahora” y, desde esa posición fijará objetivos de mejora, buscando las respuestas dentro él mismo.

El foco se pone en la persona, para poder cambiar los hábitos del coachee, siempre y cuando este último quiera. Para “progresar” desde el estado actual hasta el estado deseado.

Un segundo aspecto, a tener en cuenta, es que el coaching utiliza algunas aplicaciones del la Programación Neurolingüística (PNL) y de la Inteligencia Emocional con las cuáles es más sencillo explicar los fundamentos científicos.

6. Pneicoaching: circuito relación cuerpo y mente
Al igual que el término “neurocoaching”, es un término que se utiliza muy a menudo para explicar la neurofisiología del coaching, la palabra “Pneicoaching” nos servirá para explicar los fundamentos científicos del coaching, añadiendo al sistema nervioso, los sistemas endocrino e inmune; tal y como hemos visto en apartados anteriores.

Como paso previo al propio conocimiento de uno mismo, el coach tiene que conseguir que el coachee sea capaz de procesar toda la información de que dispone sobre su persona, en forma de valores, creencias, sentimientos, capacidades, metamodelos, etc.

La autoconciencia de toda esa información le permitirá alcanzar su propio conocimiento (autoconocimiento).

La mayoría de esta información sólo existe a nivel “inconsciente” por lo tanto se deberán emplear algunas técnicas para pode hacerla “consciente”.

Identificar nuestras emociones y sentimientos y tratar de controlarlos es un trabajo arduo que, tomado como base el autoconocimiento nos conduce al crecimiento personal. Lo mismo podemos decir de la reflexión sobre la causa de nuestras conductas, que podemos adivinar al preguntarnos ¿por qué hago tal cosa? y así reconocer nuestras creencias y valores.

Sentimientos, creencias y valores conforman un triángulo que nos explica mucho sobre nuestras conductas.

Existe un proceso complejo, pero de vital importancia para poder actuar y mejorar nuestro autoconocimiento; se trata del circuito entre la relación del cuerpo y la mente, que se inicia en un “estímulo externo” y termina en una “conducta” (Figura 10).

Si nos fijamos en la figura 5 -funciones del sistema nervioso- veremos que el circuito de la relación entre el cuerpo y la mente es muy similar.


Figura 10.- Circuito “relación cuerpo-mente”

1.- Estímulos externos.
Gracias a nuestros “órganos de los sentidos” recibimos estímulos del exterior. Percibimos una mirada con la vista, reconocemos una voz con el oído, etc.
Como hemos visto antes, todos los órganos de los sentidos (vista, oído, tacto, etc,…) tienen algún componente del sistema nervioso, que transforma el estímulo en impulso nervioso que alcanzará un área específica del cerebro.
Además, la PNL contempla 3 importantes canales de comunicación o sistemas de representación (Sistema VAK), el Visual (vista), el Auditivo (oído) y el Kinésico (tacto).
Aunque todas las personas disponemos de los tres, en cada uno de nosotros existe uno que predomina sobre los demás.
En base a nuestro sistema representacional dominante construimos nuestro “mapa” del mundo y nuestra comunicación.

2.- Filtros.
Una vez recibidos los estímulos externos. Dicha información se convertirá en impulsos eléctricos (sinapsis y SN) que procesaremos mentalmente. No obstante, en el transcurso de dicho proceso intervienen una serie de filtros que harán que se generalice, distorsione u omita la información que nos ha llegado.
Esto se produce porque la mente consciente sólo puede gestionar entre 5-9 informaciones en un momento dado. Si no tuviéramos estos filtros terminaríamos saturados.
La mayoría de los filtros se producen de forma inconsciente.
Algunos de los filtros más importantes son:

• Metamodelo del lenguaje.
• Creencias.
• Metamodelo del lenguaje.

Es la forma en la que utilizamos el lenguaje como sistema representacional para crear un modelo de nuestra propia experiencia y para comunicarlos a los demás (mapa).
Hay varias formas de metamodelos:

- Generalizaciones: son conclusiones globales que sacamos, basadas en una o más experiencias para comprender o interpretar la realidad. Ejemplos: se utilizan frases con las palabras, “todos”, “siempre”, “nunca”, etc…

-Distorsiones: se produce cuando realizamos cambios o sustituciones en nuestra experiencia, realizando representaciones erróneas de la realidad. Por ejemplo, si entro en una sala y nadie me saluda, puedo distorsionar este hecho pensando que me hacen boicot.

-Omisiones: se refiere al proceso de pasar por alto o suprimir cierta información sensorial; permite ignorar elementos para ir directamente a lo esencial. Ejemplos: no me escuchan, mi equipo es el mejor, etc…

Creencias.
Nos referimos a las creencias como “generalizaciones” previamente elaboradas de cómo es el mundo.
Son principios de acción sobre los que actuamos como si fueran ciertos.
Guían la conducta de forma imperativa; las personas que obedecen a una creencia, lo hacen de forma inconsciente y creen que no pueden actuar de otra forma.
Hay dos “tipos de creencias”, las limitantes y las potenciadoras.

-“Creencias limitantes” (negativas).
Profundamente arraigadas en nuestro inconsciente, manipulan nuestro comportamiento y definen nuestro carácter y nuestro destino. Nos coartan, nos frenan y nos conducen hacia direcciones poco gratificantes.

Ejemplos de creencias limitantes:
. Los otros son mejores que yo.
. No puedo lograr lo que deseo.
. No puedo fiarme de nadie.
. El éxito requiere tiempo.
. Nunca consigo lo que quiero.

-“Creencias potenciadoras” (positivas).
El coaching actúa a partir de las creencias potenciadoras para conseguir el objetivo marcado.
Nos ayudan a crear entornos adecuados, a llevar a cabo conductas idóneas y alcanzar capacidades alineadas con la propia creencia.

Ejemplos de creencias potenciadoras:
. “No existen fracasos, sólo información útil”: si no obtenemos lo que queremos, intentaremos otra forma de hacer las cosas y aprenderemos de los resultados obtenidos.
“Cada persona tiene todos los recursos que necesita”: todos tenemos una vida llena de experiencias positivas de las que podemos obtener/recordar los recursos necesarios.

Para evitar generalizaciones, distorsiones, omisiones, creencias negativas y otros filtros que nos puedan perjudicar, el primer paso es identificarlos (hacerlo consciente) y el segundo cambiarlos.

Por medio de la “mente consciente” (cerebro racional –corteza prefrontal-), asociada al pensamiento, planificación y toma de decisiones, identificamos los filtros.

Mediante la observación y evaluación de nuestros pensamientos, puedo decidir cambiar la programación de forma deliberada y puedo decidir cómo reaccionar a las señales del entorno, obviando la programación de la “mente inconsciente” (cerebro reptiliano y cerebro emocional), que es donde se encuentran la mayoría de los filtros, antes mencionados.

De esta forma incidimos sobre el resto del proceso: la representación interna, la fisiología, el estado de ánimo y, por último, la conducta.

Es muy importante saber, además, que nuestro cerebro no distingue entre lo imaginado y lo ejecutado, entre las representaciones falsas y las verdaderas. 

Tal y como hemos visto, en el primer apartado, existe una íntima relación entre creencias limitantes y potenciadoras con los efectos “placebo” y “nocebo”.

3.- Pensamientos. Representaciones internas.
Todo lo anteriormente mencionado provoca que yo elabore mis representaciones internas (cerebro racional) y, por tanto, mis pensamientos de una forma especial y única, y que los guarde en forma de “visualizaciones”, de diálogos o de “emociones” (cerebro emocional).

Todo eso conforma mi visión subjetiva de todo lo que me rodea y me condiciona (positiva o negativamente) a tener unas relaciones determinadas con mi entorno.

4. Fisiología
Los “estímulos externos”, por efecto de los “filtros”, así como las “representaciones internas” pueden provocar cambios en la fisiología del ser humano; por ejemplo, sudoración al enfrentarse a hablar en público.

La relación entre las representaciones internas y la fisiología, es lo que se conoce como relación cuerpo-mente; puede llegar a ser tan intensa que, en algunas personas, es capaz de provocar enfermedades psicosomáticas (efecto nocebo); aunque en positivo, también puede inducir el conocido “efecto placebo”.

También se ha podido demostrar la relación cuerpo-mente por medio de la postura corporal, la respiración abdominal (meditación), la tensión-relajación de los músculos y de las moléculas mensajeras (bioquímica).

Además, algunas veces, determinados tipos de “experiencias” que nuestro sistema cuerpo-mente percibe como peligrosas, se “almacenan” en forma de “bloqueo neuromuscular”.

Normalmente son sensaciones de opresión o malestar que se localizan, preferentemente en el estómago (nudo en estómago) y en el corazón (opresión torácica). Que son las partes del cuerpo humano que ofrecen un “eco” visceral a las emociones.

Esto parece deberse a la vinculación entre el “corazón”, el “cerebro emocional” (amígdala) y la secreción de adrenalina y noradrenalina por el SNS. Por ejemplo, cuando alguien nos da un susto. Ver apartado coherencia cardiaca.

También un control exagerado de las emociones (relación cerebro emocional-cerebro racional) puede dar paso a los bloqueos neuromusculares.

Los bloqueos neuromusculares se pueden eliminar utilizando el “método Milton” (Erikson Milton) que consiste en “romper” ciertas asociaciones mentales, que son las que provocan los mismos.

Consiste en crear generalizaciones, distorsiones y omisiones  para inducir al “trance”, ya que el “coachee”  tendrá que buscar en su “mente inconsciente”, en su propia experiencia.

De esta forma se consigue distraer al “hemisferio izquierdo” del cerebro racional (encargado del lenguaje), para acceder al “hemisferio derecho” (almacén interior de nuestras experiencias, recuerdos y recursos).

Este método plantea una mirada hacia el interior para descubrir nuestros recursos y potencialidades ocultos y, conseguir de este modo, sacarlos al exterior para ponerlos al servicio del “coachee”.

Otro punto que se podría incluir aquí sería el del “estrés”. Del que ya se comentaron algunos aspectos en varios apartados anteriores: sistema inmune, SNA, coherencia cardiaca y eje HHA.

Para finalizar el apartado de la fisiología nos referimos a los “anclajes”. Definiendo “ancla” como la asociación entre un estímulo y una respuesta. Ver Figura 11.


Figura 11. Relación entre estímulo y respuesta

Existen anclas “naturales” como puede ser un perfume que nos evoca un determinado recuerdo, el olor de una comida, etc.. El “estímulo” es el olor del perfume y la “respuesta” el recuerdo y las sensaciones de entonces.

El “anclaje” es una técnica que se utiliza para canalizar, constructivamente, nuestras poderosas reacciones “inconscientes” y ponerlas a nuestra disposición.

Las anclas nos permiten obtener recursos para superar situaciones que nos bloquean. Pueden ser Visuales, Auditivas o Kinésicas. Son estímulos fisiológicos asociados a estados emocionales.

El sistema de anclas representa un fiel reflejo exterior de la creación de nuevas rutas neuronales en el sistema nervioso, entre una señal inicial y una nueva respuesta.

Se consigue modificar conductas (bloqueos mentales) a través de la modificación de unas emociones, creándose una nueva realidad.

Las anclas tienen relación con los “reflejos condicionados” estudiados por el fisiólogo Ivan Pavlov, Premio Nobel de Medicina en 1904, que demostró la relación entre un estímulo (luz o sonido) y la secreción de saliva, en los perros.

5.- Sentimientos. Estados de ánimo.
La acción combinada de “representaciones internas” y de nuestra “fisiología” puede inducirnos a “sentimientos” y un “estado de ánimo” determinado.

En este apartado se incluyen, junto con los sentimientos y los estados de ánimos, las “emociones”.

Si volvemos al sistema PNEI, convendría resaltar que el papel del “cerebro emocional” parece ser que es el de mantener las diferentes funciones en equilibrio; el estado que el padre de la fisiología moderna, el sabio francés de finales del siglo XIX, Claude Bernard, llamó “homeostasis”: el equilibrio dinámico que nos mantiene con vida.

Desde ese punto de vista, nuestra emociones no son más que la experiencia “consciente” de un largo conjunto de reacciones fisiológicas que regulan y ajustan, continuamente, la actividad de los sistemas biológicos del cuerpo a los imperativos del entorno interno y externo 11).

Consisten en “patrones de respuestas fisiológicas” y de “conductas”.

En los humanos estas respuestas van acompañadas de sentimientos. De hecho la mayoría de las personas utiliza la palabra emoción para referirnos a los sentimientos, no a las conductas.

Pero son las conductas y no  las experiencias las que tienen consecuencias para la supervivencia y la reproducción.

Las emociones  como patrones de respuesta: una “respuesta emocional” están constituidas por 3 tipos de componentes:

- Conductuales
- Autonómicos
- Hormonales

El componente “conductual” consiste en movimientos musculares apropiados a la situación que los produce. Por ejemplo, una persona que esté defendiendo su casa y su familia frente a un ladrón que ha entrado en ella adoptará, primero una postura agresiva y si el ladrón no se va, puede atacarlo o huir (cerebro reptiliano).

El componente “autonómico” facilita la conducta y ofrecen una rápida movilización de energías, para poder llevar a cabo movimientos vigorosos. En el ejemplo anterior, se produce un aumento de la actividad del SNS y una disminución de la actividad del SNP. Como consecuencia de ello, aumenta la FC y se producen cambios en el diámetro de los vasos sanguíneos que reducen la circulación de la sangre a nivel de los órganos digestivos y aumentan el aporte sanguíneo a los músculos.

El componente “hormonal” refuerza la respuesta autonómica. Las 2 hormonas segregadas por la médula suprarrenal (adrenalina y noradrenalina) incrementan aún más el flujo sanguíneo hacia los músculos y promueven la conversión de los nutrientes almacenados en los músculos en “glucosa”. Además, la “corteza suprarrenal” segrega cortisol, que también contribuyen a que haya glucosa disponible para los músculos Eje HHA).

El cerebro emocional mantiene pues, casi una mayor intimidad con el “cuerpo” que con el cerebro racional. Por esta razón suele ser más fácil acceder  a las emociones a través del cuerpo que mediante la palabra. Ver apartado anterior, fisiología.

Los desórdenes emocionales son consecuencia de disfunciones de este cerebro emocional. En muchas ocasiones estas disfunciones tienen su origen en experiencias dolorosas vividas en el pasado, sin relación con el presente, pero que se hallan impresas, de manera imborrable en el cerebro emocional.

Estas experiencias acostumbran a controlar nuestras percepciones y comportamientos, a veces varias decenas de años después.
La tarea principal es “reprogramar” el cerebro emocional, de manera que se adapte al presente en lugar de continuar reaccionando a situaciones del pasado.

Con este fin suele ser más eficaz utilizar “métodos” que pasan por el “cuerpo” y que tienen una influencia directa sobre el “cerebro emocional”, en vez de usar el enfoque del lenguaje y la razón a los que es tan poco permeable.

6.- Conducta.
Como resultado de todo lo dicho, llevamos a cabo conductas determinadas que, en una buena dosis, se traducen en diálogos con las personas con las que compartimos entorno (10% palabras, 40% tono de voz y 50% expresión corporal).

Y al final, el resultado de este complejo proceso es la frase que le decimos a nuestro interlocutor, lo que constituye el estímulo externo que recibe esa persona. Lo que activa, nuevamente el proceso, ahora en su interior y no en el nuestro.

Bibliografía
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Referencias:
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