Nutracéuticos. ¿Alimentos o medicamentos?

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Nick Hawker, director ejecutivo, Vitafoods International Ltd.

Nutracéuticos. ¿Alimentos o medicamentos?

24/6/2002
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Es posible que dentro de diez o quince años podamos tomar la medicación para la tensión arterial en algún alimento. Podremos poner la medicina en el pan del perrito caliente o una aspirina en la masa de una tarta. ¿Se regularía la tarta como si fuera un medicamento?. Algunas grandes empresas de alimentación coinciden, sorprendentemente, con las compañías farmacéuticas, en un mercado que afectará profundamente al sector sanitario en las próximas décadas.



Vista panorámica del Salón Vitafoods International.

Ya hay millones de consumidores que toman alimentos funcionales que contienen ingredientes nutracéuticos y suplementos dietéticos nutracéuticos. De hecho, en Estados Unidos el 47% de los hombres y el 50% de las mujeres toman diariamente vitaminas, minerales, hierbas y otros suplementos, según una encuesta de la American Dietetic Association: es decir, 140 millones de consumidores sólo en Estados Unidos. Normalmente empiezan el día con unas tostadas enriquecidas con folatos (para evitar defectos en el nacimiento y cuidarse el corazón) y un zumo de naranja enriquecido con calcio (para fortalecer los huesos). En las tostadas untan una generosa capa de margarina que reduce el colesterol.

A mediodía puede que tomen un yogur con hierba de San Juan (porque quieren evitar la depresión) y un vaso de zumo de manzana con equinácea (contra los resfriados). Entre medias tal vez mastiquen un chicle hecho con fosfatidil serina (contra la pérdida de la memoria). ¿Qué tiene de malo añadir vitaminas, fibras, hierbas y extractos a alimentos que normalmente no los contienen? Puede que nada… si las investigaciones demuestran que son seguros y que sirven para algo. Por desgracia, hoy por hoy ninguna de las dos cosas está garantizada en muchos productos, aunque se espera que esto cambie en el futuro.

Entonces, ¿qué son los nutracéuticos?
Los nutracéuticos son compuestos bioactivos (es decir, productos químicos) que son beneficiosos para la salud. Los nutracéuticos pueden producirse de forma natural o bien sintetizarse por medios químicos o biológicos. Los nutracéuticos incluyen nutrientes y no nutrientes porque, desde el punto de vista de los beneficios para la salud, unos y otros pueden complementarse (por ejemplo, los antioxidantes nutrientes, como las vitaminas C y E y el betacaroteno, se complementan con antioxidantes no nutrientes, como licopeno, resveratrol y otros para producir el efecto antioxidante sobre el alimento o el organismo). Así, vemos la evolución desde la farmacognosis y el descubrimiento de los fármacos hasta los compuestos que se encuentran en los alimentos normales o en algún alimento complementado con un nutracéutico de otro origen. Por lo tanto, los nutracéuticos pueden encontrarse en los alimentos (por ejemplo, en el ajo) o más concentrados en los suplementos ("perlas" de ajo) o bien el compuesto bioactivo puede aislarse de una fuente no alimentaria (como el pino en la producción de pulpa), que después se incorpora (con o sin otras modificaciones químicas) como ingrediente a un alimento funcional, como margarina, aliño para ensaladas o una barrita.

Puesto que los productos nutracéuticos pueden tener muchas formas -desde alimentos crudos a procesados, suplementos dietéticos y extractos hasta productos químicos específicos- se encuentran en numerosos sectores industriales. La creciente industria de los nutracéuticos surge en la intersección de los sectores alimentario, farmacéutico y agrícola, y es probable que influya en el futuro de todos ellos de modo significativo, en muchos sentidos algo parecido al gran impacto y rápido desarrollo del sector de la biotecnología.

Los consumidores que buscan el control personal sobre su propia salud están empujando a este sector de rápido crecimiento. Se espera que la tendencia sea al crecimiento continuado de los nutracéuticos y que el sector sea uno de los que definan el próximo siglo.

La revolución nutracéutica
Debemos reconocer que a lo largo de la historia muchos alimentos y remedios tradicionales han servido para mejorar la salud. Sin embargo, carecían de credibilidad y aceptación entre los profesionales de la salud. En esto se diferencian los nutracéuticos y así empezó el movimiento actual. El calcio, la fibra y el aceite de pescado marcaron el inicio de la era nutracéutica. "Lo que marcó la diferencia respecto al pasado", dice Stephen DeFelice, doctor en medicina y presidente de la Fundación para la Innovación en Medicina, "fue que los ensayos clínicos se publicaron por primera vez en el New England Journal of Medicine, el Journal of the American Medical Association, o en los Archives of Internal Medicine. Antes hubiera sido inconcebible que el New England Journal of Medicine publicara tales contenidos", añade. "Si yo hubiera presentado un artículo así hace diez años, me habrían echado de la ciudad". Si la aceptación del sector médico ortodoxo fue el primer paso, el segundo fue la rapidez con que el público en general tuvo conocimiento de aquellas investigaciones a través de los medios de comunicación. "Ni siquiera una gran empresa tiene dinero suficiente para conseguir la repercusión formativa que lograron los medios de comunicación hablando a la gente del calcio, la fibra y el aceite de pescado", añade DeFelice. "Es una nueva forma de marketing que está empezando a imponerse ahora". Y añade que es irreversible: "La revolución nutracéutica ya está en marcha y el sector tiene que reaccionar rápido o en los próximos diez años sufrirá las consecuencias".

"Los nutracéuticos son un mercado dual", señala DeFelice. "Las medicinas normalmente se dirigen a los médicos y los alimentos a los consumidores. Esto es diferente: se trata de un mercado para médicos y también un mercado para consumidores".

"La base de la revolución nutracéutica es la investigación clínica", afirma DeFelice. "Hay que realizar ensayos clínicos y hay que publicarlos en los medios de comunicación -científicos, médicos y de consumidores- para que los científicos, los médicos y los consumidores se convenzan al mismo tiempo". Para lograr la máxima credibilidad, esos ensayos deben desarrollarse en facultades de medicina reconocidas y de primera línea, y deben someterse a la revisión de otros profesionales.

Perspectivas y colaboraciones entre los sectores alimentario y farmacéutico
Las empresas alimentarias están orientadas a los consumidores. Tienen ciclos cortos para el desarrollo de productos, experiencia en el desarrollo de marcas, investigan mucho los sabores y venden grandes volúmenes con márgenes reducidos. Saben qué aspecto, qué tacto y qué gusto deben tener los productos y cómo hay que envasarlos para que gusten a los consumidores. Lo que no tienen son grandes presupuestos para I+D, experiencia en pruebas de seguridad y eficacia, tecnología patentada, acceso a varios canales de distribución -como los profesionales de la salud- ni productos de alto valor añadido.

Las empresas farmacéuticas, por su parte, tienen orientación científica. Tienen ciclos largos para el desarrollo de productos, que muchas veces emplean tecnologías patentadas. Tienen grandes presupuestos para I+D y muchísima experiencia en regulación. Su punto débil es que carecen de experiencia en la comercialización de productos de consumo, en el desarrollo de productos agradables para el consumidor y no tienen acceso a los canales de distribución alimentaria.

El negocio nutracéutico ha abierto las puertas a numerosas colaboraciones entre los sectores alimentario y farmacéutico que ni se habrían imaginado hace años y que les han permitido llegar a nuevos mercados de consumidores con nuevas propuestas de valor. Para las empresas alimentarias ha sido una forma de alcanzar objetivos de ingresos más altos a través de una mayor cuota de mercado, penetración en otros mercados y posibilidad de ampliar los márgenes. Para las empresas farmacéuticas también supone entrar en nuevos mercados de consumidores y tener un canal directo para sacar partido a los desarrollos en ciencias de la vida a través de acuerdos de licencia que les permiten obtener beneficios.

Existen varios ejemplos recientes de alianzas estratégicas y de acuerdos de licencia entre empresas. Por ejemplo, sólo en 1999 y 2000, GalaGen y Novartis: Novartis consigue derechos mundiales sobre los componentes inmunes naturales de Proventra, hecho a base de calostro, en determinadas aplicaciones de productos nutricionales; Forbes Medi-Tech y Novartis: Novartis, el gigante farmacéutico suizo, se convierte en licenciatario mundial para los esteroles patentados de plantas que reducen el colesterol de la empresa canadiense de investigación y desarrollo; NutriPharma y Del Monte: la empresa noruega de investigación y desarrollo NutriPharma licencia en Europa y Oriente Medio sus ingredientes a base de soja para reducir el colesterol al fabricante de zumos Del Monte; Clover Healthcare y Merck: la empresa farmacéutica alemana Merck se convierte en socio mundial para la comercialización de los innovadores ácidos grasos omega 3 de la empresa australiana; Science Foundation y Merck: Merck se convierte en socio mundial para la comercialización de folatos naturales patentados; Johnson + Johnson y Raisio: McNiel Consumer Products (una división de Johnson & Johnson) fue elegido como socio mundial para la comercialización de Benecol, una margarina que reduce el colesterol.

Otra razón para que en el futuro las empresas alimentarias y farmacéuticas establezcan colaboraciones será el potencial para crear productos que sean una combinación de nutracéutico y fármaco. La vitamina E ofrece esa oportunidad. Algunos medicamentos para reducir el colesterol tienen muchos efectos secundarios. Puesto que la vitamina E es eficaz en la reducción de lípidos, puede añadirse a un alimento creado para usarse junto con el medicamento. De esta forma puede reducirse la dosis de medicamento y también los efectos secundarios, mientras que el efecto general de reducción del colesterol sigue siendo el mismo. Por otra parte, es muy probable que muchos alimentos funcionales y nutracéuticos bloqueen o aumenten la absorción de fármacos, lo que podría aumentar la toxicidad de éstos o anular su eficacia. Necesitamos con urgencia más estudios sobre la interacción entre los nutracéuticos o los alimentos funcionales y los productos farmacéuticos.

"Incrementar la eficacia y la seguridad de los fármacos se convertirá en un gran mercado para los nutracéuticos", dice DeFelice, de la Fundación para la Innovación en Medicina. "Ésa será la dirección cuando las empresas farmacéuticas se incorporen".

¿Qué es lo que puede conseguirse?
En Estados Unidos, Tropicana Products, una división de PepsiCo, aumentó las ventas de zumo de naranja con una ampliación de la línea de productos que contenía FruitCal de Procter & Gamble, un maleato citrato de calcio patentado, clínicamente probado y que se ha demostrado que se absorbe igual o mejor que el calcio de la leche. ¿Por qué ha resultado tan popular este producto? Porque es una propuesta lógica y sencilla. Los consumidores se han visto bombardeados durante años con mensajes sobre la importancia del calcio para la densidad ósea, han comprendido esos mensajes y están deseando aumentar el consumo. Fue un cambio especialmente fácil para los consumidores que ya tomaban zumo de naranja y suponía una nueva forma de aporte para aquellos a los que no les gusta la leche o tienen intolerancia a la lactosa. Tropicana mantiene el 75% de las ventas en el mercado de los zumos de naranja enriquecidos con calcio, un mercado que ha crecido más del 250% desde su nacimiento, en 1997, según la empresa.

En abril de 1998, Procter & Gamble lanzó Sunny Delight, una bebida enriquecida con un 5% de zumo, que llevaba mucho tiempo en Estados Unidos pero era una novedad en Europa. Procter & Gamble apoyó el lanzamiento en una campaña de decenas de millones de dólares, una inversión que dejaba pequeño todo lo que hasta entonces habían hecho otros fabricantes de esta categoría, y en diciembre de 1998 Sunny Delight ya había vendido 180 millones de litros y se había convertido en una de las diez primeras marcas de refrescos del Reino Unido (Tate&Lyle,1999).

En el sector alimentario se creó una categoría totalmente nueva con las botellitas de Yakult, una bebida probiótica para consumo diario que cuida el aparato digestivo y que se lanzó en Europa en 1995. La empresa afirma que todos los días se consumen en el mundo 26 millones de botellas de Yakult. Parte del éxito de Yakult se debe sin duda alguna al concepto: 45 años después sigue siendo una gran innovación casi en cualquier nuevo mercado al que llegue la empresa. Otro buen ejemplo de categoría nueva es el mercado estadounidense de barritas energéticas. Apenas existía en 1995, cuando Balance Bar Company tenía unas ventas de apenas 1 millón de dólares. Pero en 1999 el mercado estaba valorado en la sorprendente cifra de 500 millones de dólares y Balance Bar, la segunda figura del sector, tenía unas ventas de 100 millones de dólares. Los creadores de este concepto no eran entidades globales, sino pequeñas empresas privadas que aceptaban la innovación y el riesgo pero, algo más importante, tenían también una filosofía coherente: las barritas energéticas fueron diseñadas por personas interesadas en la vida al aire libre, como fuente de energía portátil y como alternativa saludable a las tabletas de chocolate. Power Bar, el número uno del mercado, fue comprado por Nestlé en 1999 por 375 millones de dólares.

En el terreno de los suplementos, empresas como Novartis, Roche y Royal Numico, propietaria de GNC, Unicity y Rexall Sundown presentan buenos resultados. Novartis y Royal Numico también están logrando excelentes resultados en los sectores de nutrición infantil y nutrición médica. Es probable que en el futuro veamos que los productos de nutrición médica se venden en el mercado de consumo de masas.

La historia más comentada en los medios de comunicación dentro de este sector es la batalla mundial que han librado las margarinas para reducir el colesterol Becel/Flora Pro-Activ, lanzadas por Unilever, y la pasta para untar Benecol, lanzada a través de una colaboración de Raisio Group, de Finlandia, y Johnson + Johnson. Los ingredientes activos de Benecol son ésteres de estanol, que pueden extraerse de la pulpa del pino y de los granos de soja. Se ha probado científicamente que este producto reduce el colesterol y los reglamentos de la UE permiten incluir esa indicación en la etiqueta. Es la primera vez que se permite. El Grupo Raisio ha patentado el proceso de fabricación del éster de estanol y su utilización como ingrediente alimentario en Estados Unidos, Europa (patentes europeas), Australia, Polonia, Rusia y Japón. El producto es todo un éxito. Los distintos enfoques de mercado de Unilever y Raisio/McNiel descubrieron muchas de las oportunidades y retos a que se enfrenta el sector en cuanto a marketing, regulación, investigación y patentes.

Retos para el sector
"El 95% de los alimentos funcionales (y nutracéuticos) no se han probado clínicamente y hacen afirmaciones no respaldadas por datos clínicos", dice Steven DeFelice, presidente de la Fundación para la Innovación en Medicina. DeFelice insiste en que el éxito de la revolución nutracéutica dependerá de tres factores: (1) los datos clínicos; (2) el respaldo de expertos en medicina y (3) hacer llegar la información nutracéutica al público y a los médicos a través de los medios de comunicación de masas. Estos tres elementos son esenciales para conseguir que el público y la comunidad médica estén bien informados y para lograr una auténtica investigación clínica en el sector nutracéutico y de los alimentos funcionales. Hay otros retos importantes en el campo de las regulaciones y de las patentes.

La situación reguladora
Con excepción de los productos que pertenecen a alguna de las categorías de alimentos dietéticos que recoge la Directiva del Consejo de Europa sobre alimentos para usos nutricionales especiales (PARNUTS) 89/398/CEE, todos los productos nutracéuticos, alimentos funcionales y suplementos dietéticos que no tengan licencia de medicamentos deben cumplir la legislación correspondiente de la UE sobre alimentos.

En la actualidad no hay en la UE una legislación específica para los suplementos alimentarios y los productos deben cumplir tanto la legislación comunitaria sobre alimentos como la legislación de cada país sobre suplementos. Puesto que no hay coherencia en las legislaciones nacionales de los quince Estados miembros, es prácticamente imposible comercializar una gama de suplementos dietéticos para toda Europa, ya que, invariablemente, son necesarios cambios en la formulación para cumplir los diversos requisitos nacionales. Una de las dificultades es que cada país aplica requisitos distintos para las vitaminas y los minerales, tanto en la procedencia como en los niveles de micronutrientes.

La Comisión Europea ha publicado un proyecto legislativo para armonizar las leyes sobre el contenido de vitaminas y minerales de los suplementos, aunque no es probable que entre en vigor hasta 2004 ó 2005. Hasta entonces continuará la insatisfactoria situación actual.
Los alimentos funcionales y los productos que contienen nutracéuticos no están controlados por ninguna legislación específica a menos que pertenezcan a una categoría de productos PARNUTS. En consecuencia, los alimentos funcionales tienen que cumplir toda la legislación alimentaria de la UE en vigor. Por otra parte, si contienen vitaminas, minerales o hierbas, tienen que cumplir la correspondiente legislación nacional relativa a estos ingredientes.
La complejidad y la diversidad entre los países significa que debe realizarse una revisión detallada de las regulaciones de cada país para cada formulación propuesta para un alimento funcional, un suplemento dietético o un producto que contenga algún nutracéutico.

Es corriente aplicar las palabras "prevención" y "tratamiento" a los fármacos y no a los nutracéuticos. Esta mentalidad es un ejemplo que muestra el caos regulatorio que es preciso resolver para tener unas leyes y unas regulaciones racionales que fomenten la investigación y el desarrollo de productos. El autor argumenta que este ímpetu actual del sector nutracéutico obligará a las autoridades y a las empresas por igual a agilizar los cambios oportunos en la regulación.

Marcas comerciales y patentes
La dificultad para patentar los nutracéuticos o para proteger de otro modo la propiedad intelectual ha hecho que muchos profesionales no se animen a entrar en los sectores farmacéutico y alimentario. Sin embargo, la cuestión es más compleja de lo que parece a primera vista. En primer lugar, hay muchos productos nutracéuticos que sí pueden patentarse. En este artículo se presentan varios ejemplos.

Por otra parte, cada vez es más frecuente ver que los médicos y el público en general aceptan los productos nutracéuticos respaldados por los resultados de las investigaciones clínicas que dominan los titulares de la prensa. Este fenómeno ha surgido por el increíble éxito de muchos productos relacionados con el calcio y la osteoporosis posmenopáusica. Ahora es posible, basándose en los estudios clínicos, lanzar un producto y registrar enseguida la marca por muy poco dinero, usando los medios de comunicación de masas, y no la publicidad, como vehículo principal de la promoción.

Las publicaciones médicas utilizan el nombre científico o genérico de los productos en vez de la marca comercial. Esta política se debe en parte a que la penicilina es penicilina, independientemente de las empresas que la vendan. La marca comercial es irrelevante desde el punto de vista médico. Es principalmente un componente de marketing para lograr el reconocimiento de un producto determinado. Pero los productos nutracéuticos son muy distintos de los farmacéuticos. La sopa o los cereales de una empresa pueden ser parecidos a los de otra, pero no son exactamente iguales. Por ejemplo, si se hace un estudio con un producto nutracéutico botánico determinado, comparándolo con otros más o menos similares del mercado, aunque no exactamente los mismos, las publicaciones médicas deben mencionar la marca comercial del producto sometido a la evaluación clínica para distinguirlo de los otros que no son exactamente los mismos y que no se han evaluado clínicamente. Una empresa con un producto potencialmente competitivo debe llevar a cabo una investigación clínica y establecer una eficacia comparable para que una publicación médica publique el estudio y para que mencione su marca comercial.

Hay tres casos recientes que demuestran claramente cómo promueven los medios de comunicación de masas la marca comercial de un producto nutracéutico determinado, basándose en los resultados de los estudios clínicos. Estos casos son Ocean Spray Cranberry Juice, Benecol e Intelligent Cuisine. Todos estos productos se evaluaron clínicamente y se publicaron los resultados. Todos ellos compartieron el escenario de la dinámica de los productos nutracéuticos, por lo que los resultados fueron evaluados por expertos médicos que recomendaron el uso de estos productos. Los medios de comunicación de masas recogieron y aceptaron con gran entusiasmo las recomendaciones de los expertos médicos y luego, casi inmediatamente, transmitieron este mensaje de los expertos médicos al público en general, incluidos los médicos en ejercicio, sus pacientes y familiares. A su vez, los médicos y los pacientes hablaron a otras personas de este mensaje, con lo que las ventas empezaron a aumentar. Los tres productos consiguieron un cierto grado de reconocimiento nacional e internacional sin mucha publicidad, por no decir ninguna.

Es interesante subrayar que ni Benecol ni Intelligent Quisine se distribuían cuando los medios de comunicación empezaron a hablar de ellos. Es obvio que lo mejor es estar distribuyendo los productos antes de la promoción de la marca comercial.

Está muy claro que las marcas comerciales de productos nutracéuticos pueden alcanzar el reconocimiento nacional o internacional sin mucha publicidad y por poco dinero. Sin embargo, no está claro por qué no se ha involucrado la dirección de las empresas. La razón más probable es que algunas características del mercado de productos nutracéuticos de venta libre no son las mismas que en los mercados éticos de medicamentos de venta libre y alimentos para la salud. El primero no se basa en la publicidad ni en afirmaciones no fundamentadas. Se basa en los medios de comunicación de masas, que presentan los estudios clínicos de productos específicos. Muchas empresas, sobre todo farmacéuticas, no se sienten cómodas en sus relaciones con los medios de comunicación. Es mucho más fácil controlar la publicidad que los medios de comunicación. Por otra parte, los medios de comunicación han sido coherentes y amistosos en su tratamiento de los productos nutracéuticos, sean genéricos o de marca, que están respaldados por datos clínicos aparecidos en publicaciones médicas acreditadas.

Desde un punto de vista puramente económico, las empresas quieren decir que sus productos tienen beneficios médicos y para la salud, porque eso aumenta las ventas. Puesto que muchas de esas afirmaciones en estos momentos no están registradas, la inmensa mayoría del gasto del sector en esos productos se destina a la promoción, en vez de a la investigación y el desarrollo. En cambio, en el sector farmacéutico tradicional, donde las afirmaciones exclusivas normalmente se derivan de la protección de patentes para nuevas entidades moleculares, la inversión en investigación y desarrollo es cuantiosa. Algunos nombres del sector de los productos nutracéuticos, incluida la Fundación para la Innovación en Medicina, están presionando para que se cambien los reglamentos y crear una nueva protección para productos nutracéuticos registrados y para que nazca un sector basado en la investigación. Un ejemplo de lo que se busca es la ley de Estados Unidos para fármacos marginales, que pretende facilitar el desarrollo comercial y la disponibilidad de medicamentos para enfermedades infrecuentes. Según este sistema, los requisitos de pruebas pueden reducirse y pueden presentarse afirmaciones exclusivas basadas en la investigación patrocinada por la empresa durante un período de siete años a partir de la aprobación de la FDA, independientemente de la protección de patentes. Desde que se aprobó esta ley, en 1983, hasta el 31 de diciembre de 1997, se han presentado 849 fármacos marginales, de los que 163 se han aprobado para la venta en Estados Unidos. No cabe duda de que la ley de fármacos marginales ha conseguido crear un nuevo sector sanitario apoyado en la investigación. Utilizando esta ley como modelo para las afirmaciones registradas de los productos nutracéuticos, las empresas que hagan las inversiones necesarias en investigación y desarrollo deberían tener un plazo de exclusividad de siete años para las afirmaciones médico-sanitarias, basadas en una investigación patentada y aprobada.

Las empresas que en estos momentos estudian la protección de patentes para sus productos nutracéuticos pueden centrarse en el control de las materias primas, los cultivos especiales, la analítica especial, las patentes tecnológicas, las patentes sobre indicaciones y las mezclas registradas.

Medicinas tradicionales y a base de hierbas
En todo este debate tiene un interés especial el campo de los extractos de hierbas en todas sus formas, que presentan probablemente el mayor potencial para las empresas que formulan alimentos y para las empresas farmacéuticas por igual. Sin embargo, quedan en un terreno cada vez más indiferenciado entre lo que se considera alimento y lo que se considera medicamento.

La actividad reciente en los tribunales está definiendo el uso futuro de estos importantes nuevos ingredientes. Hay figuras muy sólidas en las dos posturas de este debate y, sea cual sea el futuro, son muchas las empresas que ya están aprovechando la creciente aceptación entre los consumidores de los alimentos, bebidas y suplementos que contienen estos extractos de hierbas.

Peter Berry Ottaway, director de Berry Ottaway & Associates, del Reino Unido, se apresura a señalar que, si bien parece que el mercado de las hierbas tiene un gran potencial, los principios biológicamente activos que se encuentran en estos extractos, como la popular hierba de San Juan, el dong quai, etc., podrían quedar prohibidos el próximo año. El telón de fondo de esta amenaza es la Directiva que rige el uso de hierbas y especias específicamente como aromatizantes. El debate en la CE se centra hoy en ampliar el ámbito de esta Directiva sobre aromatizantes para incluir tales sustancias, actúen o no como aromatizantes, añadir más principios biológicamente activos a la lista y reducir sus niveles máximos permitidos. La interpretación de esta legislación en su forma actual ya es ambigua. "Este campo plantea muchas dudas y la Comisión Europea sufre una enorme presión para que aclare nuestra legislación", afirma el señor Berry Ottaway.

No obstante, no está nada claro en qué dirección avanzarán ni la CE ni los distintos Estados miembros, y es posible que el debate legislativo continúe varios meses o años hasta que se aclare. "No hay que ser alarmistas. Las discusiones continúan y no es probable que se decida nada durante un tiempo. Es un terreno muy complejo", dice el doctor Adolf Kler, director de investigación y desarrollo de Plantextrakt, de Alemania, y presidente del comité técnico de la Asociación Europea de Infusiones de Hierbas, que trabaja como consultora para la CE.

El doctor Jorg Gruenwald, presidente de PhytoPharm Consulting, que forma parte del Instituto para Productos Fitofarmacéuticos, es muy optimista respecto al futuro del mercado. Cree que a medida que el desarrollo dinámico del uso de hierbas en los alimentos cree su propio ímpetu, la legislación se verá obligada a seguir ese camino y a abrirse al uso de las hierbas. Citó un juicio reciente en Alemania, que anuló una decisión anterior que impedía a una importante empresa alemana de productos lácteos comercializar su yogur Müller con hierba de San Juan.

Entre tanto, mientras prosigue el debate, aumenta el uso de ingredientes de hierbas en nuevos productos alimenticios, al igual que el conocimiento y la aceptación de los consumidores. Según Zenith International, sólo en Europa el consumo de bebidas de hierbas se ha triplicado desde 1993 y en 1999 era de 100 millones de litros.

El conocimiento de las hierbas ha crecido al ritmo del interés por la automedicación que fundamenta esta categoría. Aunque las hierbas se usan sobre todo por su sabor, sus aspectos funcionales están cobrando fuerza rápidamente. Su popularidad ha hecho que se incremente su uso en yogures y ahora también en panes y barritas energéticas.

Como ilustración de las posibilidades de las hierbas y de otros productos naturales, se han producido varios desarrollos que las empresas deberían conocer. El gigante farmacéutico suizo Novartis ha registrado patentes en 41 países para un nuevo medicamento contra la malaria basado en un derivado de la hierba de origen chino llamada artemisinina y que es el resultado de diez años de colaboración con el Instituto Chino de Microbiología y Epidemiología y Kunming Pharmaceutical Corp. Este fármaco fue aprobado para la venta en Suiza en enero de 1999.

En cierto sentido no tiene nada extraño la reciente atención que están consiguiendo los tratamientos tradicionales. Al fin y al cabo, un medicamento es un medicamento y los científicos buscan posibles tratamientos en cualquier cosa, desde insectos del Amazonas hasta las esponjas del Pacífico, además de tradiciones como la medicina china tradicional y la medicina ayurveda india. "Los medicamentos se usan químicamente para el tratamiento de las enfermedades, independientemente de que se deriven de productos naturales o estén sintetizados", afirma Chen Chieh-Fu, director del Instituto Nacional de Taiwán para la Medicina China. Y no debemos olvidar que el 60% de los fármacos que más se venden en las farmacias de Europa están basados en compuestos extraídos directamente del bien nutrido almacén de la madre Naturaleza: aspirina de la corteza del sauce, taxol del tejo del Pacífico, digitalis de la dedalera y opiáceos de la adormidera. Además, la medicina china tradicional tiene una larga historia que los científicos de hoy pueden usar como guía. El instituto de Chen ha compilado una base de datos de los posibles efectos curativos de las hierbas basándose en textos tradicionales y trabaja para identificar los principios activos de los más prometedores. Las empresas farmacéuticas comerciales piensan lo mismo. "Por la historia china se sabe qué hierbas curan una enfermedad determinada", dice el doctor Zhao Jian, director médico de Beijing Novartis Pharmaceutical. "Es decir, que hay una dirección que seguir en vez de nadar en un mar de compuestos químicos".

Pero la naturaleza de las aplicaciones tradicionales dificulta la investigación conforme a las pautas científicas ortodoxas. Cualquier hierba contiene multitud de compuestos químicos y los doctores de medicina china tradicional adaptan las combinaciones de hierbas a los síntomas de cada paciente. La medicina occidental exige pruebas de que un ingrediente actúa de forma mensurable sobre una enfermedad concreta en un gran número de pacientes. "Tenemos que encontrar una sustancia activa o una molécula de una hierba antes de estudiar sus efectos", explica Zhao. "Sólo esto lleva por lo menos un año". Pero no puede evitarse el esfuerzo, no sólo porque lo exige la ciencia, sino porque es la única forma de conquistar patentes, aprobación reglamentaria y mercados.

Covance, una empresa de Nueva Jersey que desarrolla medicamentos por contrato, abrió una oficina en Pekín hace algunos años y espera conducir dos medicamentos chinos tradicionales para tratar enfermedades cardiovasculares a través del proceso de aprobación de la Food and Drug Administration de Estados Unidos. Aunque los remedios son de uso generalizado en China, Covance cree que conseguir la aprobación siquiera de uno de ellos como medicamento en Estados Unidos podría costar ocho años y de 40 a 60 millones de dólares. De hecho, ningún medicamento chino tradicional se ha aprobado nunca como fármaco: los medicamentos chinos tradicionales se venden como suplementos dietéticos, como vitaminas, sujetos a reglas mucho menos estrictas.

El futuro
A pesar de las indicaciones positivas para entrar en el mercado nutracéutico, el crecimiento de la categoría no será de la noche a la mañana. No sólo hay que acabar las cuestiones reglamentarias, sino que además quedan los aspectos científicos y técnicos. Sin embargo, nadie niega que los productos nutracéuticos están llegando, posiblemente más rápido de lo que nadie se imagina.

Está claro que las fronteras entre alimentos y medicamentos están desapareciendo.
Cuando piensen en el futuro, las empresas farmacéuticas y alimentarias harían bien en tener en cuenta estos nuevos desarrollos que probablemente afectarán al mercado del consumo y al sector sanitario en las próximas décadas.

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