El GAP digital

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Angel Alonso Esteve. Head of Digital Strategy & Innovation. Sanofi.

El GAP digital

22/4/2019
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Existe una asombrosa diferencia entre la adopción de nuevas tecnologías en nuestra vida personal y profesional. Reducir este gap será un indicador de éxito en nuestra propia transformación. Además, en nuestro sector, la necesidad es cada vez más urgente por su evolución exponencial.

El GAP entre vida personal y vida profesional
Se ha escrito innumerables veces que la transformación digital es un tema de transformación de personas y cómo éstas adoptan las nuevas tecnologías en su día a día en cualquier ámbito de su vida. No se trata de un tema tecnológico, sino de personas.

En nuestra vida personal, algunos más que otros, ya nos consideramos digitales. Compramos viajes después de contrastar con comparadores y opiniones de otros usuarios, tenemos suscripciones Premium de música en Spotify, de cine y series en Netflix, compramos varias veces por semana en Amazon (algunos tenemos dash buttons por toda la casa), tenemos nuestra lista de la compra predefinida en uno o varios supermercados online, compramos ropa directamente desde Instagram, enviamos dinero a amigos por Verse, hacemos deporte con nuestros wearables para hacer seguimiento de nuestras marcas y, como no, lo mostramos a nuestra comunidad porque si no, qué gracia tiene ir a hacer deporte, ¿verdad?. Cada vez buscamos menos en Google y lo hacemos más en YouTube. Una alerta en el móvil nos avisa si nos hemos dejado el coche abierto y lo cerramos directamente desde la app. Tomamos taxis desde aplicaciones (desgraciadamente las VTC ya no están activas), pagamos la gasolina directamente desde el surtidor con Waylet o pedimos sushi con Glovo y ya jamás nos ponemos la mano en el bolsillo porqué pagamos desde apps o directamente con el reloj como algo muy normalizado.

Sin embargo, es realmente asombroso cuando indagas profundamente en las personas que así se comportan en su vida personal para averiguar cómo se comportan en su vida profesional con la digitalización. El gap es importante (espontáneamente había escrito “enorme”) todavía en la gran mayoría de profesionales. Los índices de adopción digital publicados por varias consultoras digitales año tras año muestran una evolución positiva, optimista y esperanzadora, sin embargo, todavía suspenden contundentemente. ¿Estamos aplicando las experiencias de nuestra vida personal al entendimiento de nuestros modelos de negocio? ¿Nos conocemos a nosotros mismos y no proyectamos cómo se comportan nuestros consumidores, clientes y pacientes? ¿Por qué no se aplica la experiencia personal en el negocio? ¿De dónde viene este gap? ¿Cómo podemos trabajar todos conjuntamente para poder reducirlo?

Las fases del GAP Digital
La transformación Digital requiere un cambio. El cambio provoca en las personas una serie de emociones que, en el mundo del coaching, se denomina “montaña rusa emocional” o emotional rollercoaster. Sabemos que vamos a llegar a ser totalmente digitales y debemos gestionar la rapidez de este cambio. El gap digital tiene las mismas fases que el cambio. Pasamos por 6 diferentes fases. Primero viene la fase de Negación. Esto no es para mí y además, en mí día a día no me va a afectar. Prefiero dejarlo para más tarde porque además no tengo tiempo. Tras la negación viene el Enfado. En esta fase entendemos que el cambio y la necesidad de transformación (en nuestro caso digital) son inevitables, nuestro enfado es una mezcla entre protesta y reacción pasiva. Es esta fase tenemos el riesgo de caer en la siguiente que es la realmente peligrosa y en la que debemos estar el menor tiempo posible, la Depresión. Es la fase en la que consideramos que quizá no lo consigamos aun aceptando que debemos movilizarnos rápidamente. Luego viene la Aceptación. La ayuda externa y ver que muchos están como tú permite salir de la fase más negativa y encararlo con más optimismo. Vemos que esto de la transformación digital tampoco está fuera de nuestro alcance si le ponemos algo de tiempo y cariño. Compartir experiencias, logros y avances rápidos es clave. Empezamos a tener en cierto sentido una sensación de tranquilidad, y entramos en la fase de Integración. Vemos que estamos integrando y entrando dentro del cambio, la próxima gran transformación está lejos. Esa sensación de que estamos reduciendo el gap que tanto miedo nos daba. La última fase es la Complacencia. Llegar aquí requiere mucho empeño y esfuerzo. Es la fase en la que ya lo tenemos todo interiorizado y tenemos indicadores muy positivos de cómo nos beneficia este cambio. Nos encontramos cómodos con la situación. Objetivo logrado.

La decisión de tomar proactivamente medidas y abrazar el cambio es clave para que en el trascurso de las diferentes fases viajemos lo más rápido por la montaña rusa, es decir, avancemos bien y retrocedamos poco en el looping de las emociones.

#TransFORMACIONdigital para reducir el gap
Permitidme la licencia de representarlo a modo de hashtag. En mi opinión, la clave de toda transformación digital para reducir el gap es formación, formación y… más formación. Como bien representa el hashtag, la FORMACION está implícita e inherente en la #TransFORMACIONdigital. La actitud  es también clave aunque consideraremos que se da por hecho. La mejor forma de pasar rápidamente por la montaña rusa emocional es encararla con buena actitud y formación.

El líder de nuestros tiempos debe practicar un liderazgo líquido. El líder líquido invierte su tiempo formándose. Es humilde y acepta que debe seguir en las aulas, desaprender lo aprendido, escuchar atentamente a los más jóvenes y asumir que se pasará el resto de su carrera formándose (Longlife learning).

La formación hoy es un concepto realmente amplio. Por un lado tenemos la formación reglada con títulos universitarios y de escuelas de negocio. Las empresas invierten sumas importantes de dinero en la formación de sus empleados porque apuestan por su desarrollo y competitividad. Por otro lado es importante ir más allá y explotar las inmensas posibilidades que el mercado ofrece hoy para formarse. La curiosidad constante es clave para la formación sin desembolsar grandes sumas de dinero. En el mercado tenemos innumerables libros, blogs de expertos, tutoriales en YouTube, webs especializadas, open masterclass de escuelas de negocio digital totalmente gratuitas, influencers, Key Opinión Leaders (KOLs) y Digital Opinion Leaders (DOLs) en redes sociales de todo tipo, desayunos con mesas redondas de discusión de expertos que gracias al contacto de un amigo o conocido hemos podido acceder, más un sinfín de posibilidades. Si conseguimos la capacidad de discriminar y no sucumbir en la infoxicación (intoxicación por demasiada información), podremos encontrar la formación adecuada para nuestros objetivos.

Por último, el líder líquido fomenta dentro de las organizaciones la agilidad de formarse día a día permitiendo y no penalizando el error (fail fast) como base del aprendizaje. Tener un buen muestrario de rápidos y pequeños errores es un buen indicador de que la organización está aprendiendo, se está formando y avanza.

El GAP Digital en el Sector Farmacéutico
Todos los profesionales que trabajamos en el sector somos personas (todavía no convivimos con robots), por ello, vivimos nuestro gap digital personal vs profesional. Además, el crecimiento exponencial que estamos viviendo obliga a que todos los stakeholders nos alineemos y evolucionemos conjuntamente en la reducción del gap. El paciente empoderado digitalmente (ePaciente) nos exige un mayor nivel tanto a los profesionales sanitarios como a las empresas farmacéuticas. Debemos convertirnos en profesionales innovadores (eProfesionales) y adaptarnos a las nuevas tendencias. Para un siguiente artículo podríamos hablar de cómo están avanzando las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el Blockchain, el Machine learning o la robótica.

Todas estas tecnologías son a día de hoy una realidad y existen numerosas iniciativas que estamos trabajando y que no son secuencias de Matrix ni de un futuro que no llegará. Están ya aquí y están definiendo las tendencias de la medicina de hoy como el SmartCare, Care Anywhere, los Smart Hospitals y un sinfín de avances que, al fin y al cabo, convergen en las necesidades de poner al paciente y/o consumidor en el centro.

Todos, sin excepción alguna, debemos trabajar para que tanto empresas grandes, pequeñas, hospitales públicos y privados, la administración, etc… estemos al nivel de estos avances y no ampliemos el gap entre nosotros. Tenemos la gran responsabilidad de mejorar la vida y el empoderamiento de nuestros pacientes.

Por ello, la formación sigue siendo el pilar de todo avance e innovación. Si entre todos colaboramos e invertimos en formación aseguraremos el avance conjunto del ecosistema sanitario. Iniciativas como Campus Sanofi, apuestan firmemente por la formación del profesional de la salud con noticias y cursos (algunos acreditados) para acelerar las competencias digitales. Se trata de una plataforma abierta de conocimiento (web, Twitter, LinkedIn) para que podamos reducir nuestro gap personal/profesional y sobretodo, en aras de que todos contribuyamos al avance exponencial de nuestro sector, a reducir el gap digital entre los diferentes stakeholders del ecosistema.

El pasado mes de junio tuve el privilegio de formarme y participar en un Seminario Internacional de Transformación Digital en la Universidad de Harvard en el que se discutía cómo la disrupción tecnológica está empujando a diferentes industrias. Muchos de los casos de discusión estaban en el entorno Healthcare y los grandes dilemas morales que, por ejemplo, va a traernos la Inteligencia Artificial y la gran revolución que va esto va a suponer. Sin embargo, todos y cada uno de los profesores insistían en dos factores fundamentales para encarar este momento. Por un lado, la importancia del ser humano, de las personas que participaremos de esta revolución tecnológica. La ética y los valores como pilar fundamental del progreso. Por otro lado, la educación y la formación. En un entorno cambiante como el que vivimos la formación es la clave. ¡¡Reduzcamos el gap!!

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