COVID-19 versus cronicidad: temas pendientes y realidades al descubierto

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Isabel Amo. Investigadora. Instituto Universitario de Pacientes de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC). Profesora Master Marketing Farmacéutico EADA.

COVID-19 versus cronicidad: temas pendientes y realidades al descubierto

07/9/2020
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La pandemia del COVID-19 ha tenido un enorme impacto en los pacientes con enfermedades crónicas (EC).

Nadie estaba preparado para la hecatombe que significó la pandemia durante los meses de marzo y abril de 2020. La magnitud de la emergencia sanitaria ha provocado una inevitable desatención del paciente crónico, favorecida, en parte, por la situación en la que se encontraba nuestro sistema sanitario y los recursos disponibles. A pesar del gran esfuerzo realizado por los profesionales sanitarios, no se han podido cubrir las necesidades de los pacientes con EC. Las medidas de urgencia que se han aplicado para los pacientes con COVID-19, como contrapartida, han provocado la pérdida de continuidad asistencial y una menor adherencia a los tratamientos de este perfil de pacientes, provocando confusión, inseguridad, y una gran conmoción a nivel económico, político y social impactando a corto, medio y largo plazo en el sistema sanitario.

La asistencia de las EC se vio postergada para poder asumir las necesidades poblacionales del COVID-19. Una encuesta realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) centrada en la prestación de servicios para las EC durante la pandemia del COVID-19, muestra que los países tuvieron que tomar medidas drásticas para poder cubrir la demanda asistencial. De los 119 países encuestados, más del 53% han interrumpido parcial o totalmente los servicios de tratamientos para EC. A esto hay que añadirle las interrupciones y cancelaciones en visitas de seguimiento, tratamientos y programas públicos de detección, como por ejemplo el cáncer de mama(1).

En España, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) afirma que el 69% de los 529 participantes sufrieron cancelaciones en la consultas programadas y suspensión de pruebas “hasta nuevo aviso”(2).

Algunas poblaciones especialmente sensibles (como ser pacientes dependientes que se han quedado sin cuidadores, familias en riesgo de exclusión social que se han quedado sin ingresos durante meses), han visto afectadas su calidad de vida y su situación de salud física, psicológica y emocional.

La pandemia tuvo, también, una importante repercusión en los profesionales de la salud, con insatisfacción, agotamiento, ansiedad, consecuencias físicas y psicológicas que hacen temer la capacidad de respuesta del sistema sanitario ante los nuevos brotes de SARS-COV-2.

Enfocándonos en la gestión sanitaria, toda esta situación ha revelado los puntos débiles de las políticas de gestión de cronicidad tanto a nivel nacional como en las diferente CCAA, que se habían diseñado, y que deberían haber estado aplicadas.

Además la situación de crisis ha hecho más evidente estas deficiencias y la dificultad de poder dar una buena respuesta en casos tan graves como el que estamos viviendo. Nuestro sistema sanitario divisional puede significar un handicap ante la necesidad de toma rápida de decisiones en situaciones como la actual, adoleciendo de falta de coordinación, y padeciendo poca flexibilidad y rapidez de respuesta efectiva. Esta situación nos hace ser conscientes de la acuciante necesidad de una reevaluación y adaptación a las nuevas necesidades que ha provocado la pandemia y su impacto en el sistema y en la gestión del paciente crónico.

Dentro de esos puntos a mejorar destacamos los cinco siguientes:

1) La estratificación de la población es fundamental para una buena gestión del paciente crónico. Esto aplica en situaciones normales, mucho más aún en entorno de pandemia como la que estamos viviendo. El poder identificar a la población según sus necesidades y carencias, creando modelos predictivos, nos permite una gestión integral, integrada y centrada en el paciente más eficaz y eficiente. Debido a la pandemia se han detectado deficiencias en este punto que han provocado dificultades en la implantación de las medidas a instaurar(3). El tener la población estratificada correctamente nos hubiera permitido hacer uso de los recursos de forma más directiva y focalizada en este perfil de pacientes. Por otro lado, la identificación del paciente permite anticipar los cuidados para mejorar el curso clínico, y la planificación de intervenciones y su financiación. Con esto conseguimos gestionar los recursos eficientemente distribuyendo mejor los presupuesto del área.

Por todo esto, es fundamental realizar una revisión de los programas de estratificación de la población que se están aplicando y potenciar aquellas zonas en las que aún no están creados.

2) La alfabetización y empoderamiento de la población en la gestión de su enfermedad es otra de las áreas que se han detectado como punto de mejora de las estrategias de cronicidad que se habían diseñado. La pandemia ha desenmascarado la deficiente alfabetización en salud de la población. Según un estudio publicado en abril de 2020, el 50% de los adultos europeos indicaron que tenían problemas de alfabetización sanitaria y carencia de competencias para encargarse de su propia salud o de la de otra persona(4). Debemos insistir en la importancia que tiene la formación y educación en salud para un correcto desarrollo del cuidado del enfermo con EC.

Asimismo, el COVID-19, ha potenciado la necesidad de adquirir conocimientos específicos del virus para poder adaptar nuestros comportamientos para una mejor prevención y cuidado. Esto ha implicado que haya habido una inmersión en información sobre salud excepcional y casi obligada para todos.

En sí, el disponer de una población educada y empoderada en el área de la salud, nos proporciona una herramienta infalible en la gestión de situaciones como la que estamos viviendo con la pandemia y las enfermedades. El futuro del sistema sanitario requerirá de una amplia apuesta por acciones, como la alfabetización, que potencien la sostenibilidad y den buenos resultados en prevención y solución de problemas complejos del día a día del paciente(4).

3) El uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) ha sido crucial durante la pandemia. Se ha demostrado que el modelo de atención asistencial ha de ser ágil y estar bien coordinado para un eficiente y eficaz funcionamiento. El colapso del sistema ha sido una realidad difícilmente contenida gracias al uso de las TIC. El facilitar el acceso a los servicios de salud por vías alternativas ha facilitado evaluaciones, diagnósticos, tratamientos y gestión de patologías crónicas, con un bajo riesgo de contagio. Han permitido una mayor equidad, únicamente limitada por aspectos técnicos.

No obstante, se han detectado carencias importantes, tanto a nivel de preparación técnica, como de formación en el sistema sanitario, en los profesionales de la salud y en los propios usuarios. Estas limitaciones, nos hacen reflexionar sobre la necesidad de realizar una fuerte inversión en este área para poder mejorar la atención al paciente en circunstancias como las que hemos vivido y para la atención a pacientes que viven en territorios de gran dispersión geográfica. Para el profesional, esta vía ha sido una solución ante el bloqueo que está viviendo, una ayuda para mejorar tiempos y una mayor coste-efectividad de la gestión de sus pacientes.

Por todo lo comentado, se hace imprescindible potenciar esta línea tanto a nivel del sistema sanitario como de la población en general, teniendo en cuenta toda el área de regulación, encriptación de información, acceso a historia clínica, acceso solicitud de pruebas, nivel alfabetización de la población y de los profesionales en TIC, equipamientos disponibles, entre otros(5).

Las TICs deben permitir también una mayor coordinación y flujo de la información con las Comunidades Autónomas y con el Ministerio. Debemos ser conscientes que la opinión pública puede acceder a mucha información a través de redes sociales, y que en un entorno de crisis como el vivido, la confianza en el sistema y en las autoridades sanitarias descansa en una transmisión seria, transparente y actualizada de la información, en tiempo real. La divulgación eficaz, desde el inicio de la pandemia, por parte de fuentes oficiales, sobre formas de proceder por parte de la población, actitudes a evitar, factores de riesgo de contagio y de mala evolución en caso de contagio, hábitos de vida saludables, podrían haber ayudado a evitar tanto colapso asistencial, a disminuir la contagiosidad, y mejorar los resultados en salud. Si esto su hubiera implementado previamente para las enfermedades crónicas, que conceptualmente se benefician de esta misma “versión oficial”, hubiéramos tenido mucho terreno ganado. Las nuevas tecnologías son fundamentales para la gestión de la cronicidad y para la mejor respuesta ante esta pandemia. Es una oportunidad de aprendizaje y mejora para nuestro sistema sanitario.

4) Asimismo, uno de los puntos importantes en los que se han visto importantes carencias es en la coordinación de los servicios sociales con los servicios de salud en el abordaje del paciente crónico. Por un lado, la situación vivida en las residencias durante la pandemia, hace necesario el planteamiento urgente de un cambio en el modelo actual de gestión en el área sociosanitaria, potenciado la necesidad de un modelo integral, integrado y centrado en el paciente. El ciudadano que vive en una residencia ha de tener asegurado un acceso al sistema sanitario igual que el resto de individuos.

Asimismo, es necesario garantizar la teleasistencia y atención domiciliaria en casos de personas con carencias que viven solas y que debido a la pandemia se vieron afectadas. El tener una red potente que cubra este perfil de población es una apuesta por la prevención, mejor control del paciente y mejor sostenibilidad del sistema al evitar visitas innecesarias a los centros sanitarios. En un estudio se muestra que el Medicare en 2015 se gastó más de 4.000 millones de dólares como resultado de una mala atención domiciliaria a personas mayores dependientes(6).

Se debe destacar también la necesidad de la coordinación sociosanitaria en temas de subsistencia de las familias que se han visto más afectadas y a las que les es difícil mantener los requerimientos nutricionales para una vida sana. El no tener una vida sana provocará a la larga efectos directos en la salud.

Es fundamental trabajar en equipos multidisciplinares que den el apoyo total que el paciente requiere. Esto se ha visto necesario para el COVID-19, y también lo es para los pacientes con EC. La implementación previa para el manejo de EC de equipos no sólo multidisciplinares intrahospitalarios, sino también entre diferentes niveles asistenciales, e incluso, entre asistencia sanitaria con diferentes garantes (públicos, concertados, privados) posiblemente hubiera permitido optimizar desde el inicio la gestión asistencial de los pacientes COVID-19. La urgencia en el cambio de modelo es una realidad necesaria para conseguir mejores resultados y ser más eficientes y eficaces.

5) Y para concluir destacar la necesidad de trabajar en el rediseño de protocolos, estructuras y servicios para el abordaje del paciente crónico. Durante la pandemia se han podido ver acciones improvisadas para poder cubrir las necesidades inmediatas de estos pacientes. La realidad ha cambiado y tenemos que adaptarnos a las nuevas necesidades que van ha ir surgiendo siendo flexibles, adaptables y con visión integral.

En general, la emergencia sanitaria generada por el COVID ha hecho saltar las alarmas sobre lo queda por hacer con respecto a las estrategias de cronicidad, y la rigidez de los planes que se han diseñado. Deberíamos tener estrategias flexibles y adaptables según las necesidades que requiera el momento y el perfil de paciente que se ha de abordar. La necesidad de la creación de un modelo de diseño integral, integrado y centrado en el paciente es urgente para poder solucionar parte de los puntos clave que hemos abordado.

El paciente necesita apoyo, formación y recursos para poder gestionar su enfermedad sin acudir continuamente a consulta. Es obligación del sistema el proporcionárselos, y es obligación del paciente adquirirlos y conservarlos, para beneficio de todos.

Bibliografía
1. Equipo Enfermedades no transmisibles. Evaluación rápida de la prestación de servicios para las ENT durante la pandemia COVID-19 [Internet]. World Health Organization. 2020 [cited 2020 Aug 19]. Available from: https://www.who.int/publications/m/item/rapid-assessment-of-service-delivery-for-ncds-during-the-covid-19-pandemic

2. Gálvez M, Rueda Y, Gomariz V. Estudio del impacto de COVID-19 en las personas con enfermedades crónicas [Internet]. Plataforma de Organizaciones de Pacientes. Madrid; 2020 [cited 2020 Aug 19]. Available from: https://www.plataformadepacientes.org/sites/default/files/informe_covid19_final_web_ok.pdf

3. Gestión de Salud y Cronicidad desde Estratificación [Internet]. Sigesa. [cited 2020 Aug 19]. Available from: https://www.sigesa.com/gestion-de-salud-y-cronicidad-desde-la-estratificacion/

4. Paakkari L, Okan O. COVID-19: health literacy is an underestimated problem. Lancet Public Heal [Internet]. 2020 May 1 [cited 2020 Aug 19];5(5):e249–50. Available from: www.thelancet.com/public-health

5. De San Pedro M. EsadeCreápolis y Barcelona Health Hub elaboran un estudio sobre la consulta de salud virtual | TIC Salut Social [Internet]. TIC Salut Social. 2020 [cited 2020 Aug 19]. Available from: https://ticsalutsocial.cat/es/actualitat/esadecreapolis-i-barcelona-health-hub-elaboren-un-estudi-sobre-la-consulta-de-salud-virtual/

6. Wolff JL, Nicholas LH, Willink A, Mulcahy J, Davis K, Kasper JD. Medicare spending and the adequacy of support with daily activities in community-living older adults with disability an observational study. Ann Intern Med [Internet]. 2019 Jun 18 [cited 2020 Aug 19];170(12):837–44. Available from: /pmc/articles/PMC6736697/?report=abstract

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