Por Belén Rodríguez Lomas. Docente en INESEM Business School. Graduada en Nutrición Humana y Dietética, experta en obesidad y Técnico Superior de Laboratorio de Análisis y Control de Calidad.
¡Llega la navidad! Días de turrón y salsas, donde cada comida parece una dulcísima trampa imposible de esquivar… Por eso en este artículo vamos a hablar de la alimentación flexible, un estilo de vida que te puede ayudar a controlar los excesos propios de estas fechas sin dejar de disfrutar estos días como se merece.
Antes de empezar, quiero dar las gracias a mi compañera nutricionista, Belén Rodríguez, por toda la información que me ha facilitado para poder realizar este artículo.
La alimentación flexible se basa en incluir una alimentación variada y, por qué no, placentera, en nuestros planes nutricionales. Es importante recordar que el aspecto mental y motivacional es un componente más de cualquier proyecto que emprendamos, por lo que fomentar conductas positivas puede llegar a ser más productivo que realizar heroicos sacrificios de abstinencia. ¿Qué buena noticia, no? ¡Esos caprichos ocasionales no solo no debes evitarlos, sino que debes aprovecharlos con una sonrisa!
Ojo, no obviemos la palabra “ocasionales”. En estas fechas, si bien los días festivos abundan, no suponen una mayoría.
Ciertamente, está la comida de navidad, año nuevo, algún encuentro con los amigos… pero aun así, gran parte de los días podrás realizar comidas con total normalidad, por lo que estas pequeñas excepciones no deben suponerte una preocupación, sino todo lo contrario, un estímulo para conseguir tus propósitos en todos los ámbitos.
Por otro lado, recuerda que hasta para darse caprichos hay que tener cabeza. Es muy importante saber disfrutar sin remordimientos de los buenos momentos alrededor de la mesa, pero tampoco hay que incurrir en el descontrol absoluto. Escucha a tus sensaciones de saciedad y no olvides el autocontrol.
Además, es muy importante evitar las conductas de compensación, es decir, no tratar de compensar una comida excesivamente copiosa con un ayuno. No es saludable ganar el campeonato anual de comer mazapán que celebráis en tu familia y después tratar de compensarlo cenando una rodaja de apio hervido. Estos vaivenes de extremos no son saludables, y estas conductas de compensación no van a ayudarte lo más mínimo en tus objetivos nutricionales.
Otra pequeña trampa con la que debemos tener cuidado es el autoengaño en el que muchas veces caemos con los productos supuestamente más sanos, del tipo “polvorón fit”, “turrón sugar free”… Bajo la excusa de que es un alimento “más saludable”, frecuentemente los consumimos en exceso, por lo que no suelen ser una buena opción. En general, es buena idea evitar este tipo de productos, no pasa nada por tomar de vez en cuando ese dulce casero tan delicioso que prepara nuestro cuñado: es una época especial y hay que enfocarla como tal, ser conscientes de la decisión libre que tomamos de paladear un alimento que sabemos que no es el más saludable pero que, de forma excepcional, decidimos disfrutar junto a nuestros seres queridos.
Por último, un aspecto que yo considero esencial y que puede ser de mucha ayuda es la planificación. Coge un calendario en blanco y visualiza qué días va a haber festivos, para poder planificar esos días en los que podrás flexibilizar un poco más tu dieta.
Verás como no son tantas comidas y así, en esos días especiales, los “excesos” que realices podrán ser conscientes, y las comidas más llenas de sabor y tranquilidad. Recuerda que esta planificación no tiene por qué ser totalmente rígida e inamovible, pero sí debe marcar una pauta general para que puedas seguirla.
Dicen que la mejor dieta es la que se cumple, así que incorporar la alimentación flexible a tu día a día sin duda puede suponer un gran paso para continuar con tu plan nutricional. Os deseo una navidad repleta de alegría.
¡Bon appétit!