Avance formación Educación Médica debe basarse en evidencias científicas

10/11/2014
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Avance formación Educación Médica debe basarse en evidencias científicas
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La formación médica debe actualizarse para atender a los cambios registrados tanto en la metodología educativa, como en los conocimientos, las necesidades profesionales, el escenario del desempeño profesional o la tecnología empleada.

La Educación Médica es un área de conocimiento en desarrollo que necesita más investigación y financiación para su crecimiento.

El profesional médico del futuro debe adaptarse totalmente al trabajo en equipo y aumentar la valoración de la situación funcional de los pacientes.

El extraordinario avance que la Medicina está registrando en los últimos años se sustenta en gran parte en la evidencia científica que debe llegar a los médicos a través de la formación. El crecimiento y mejora de la Educación Médica como área de conocimiento requiere de la investigación para continuar su evolución, tal y como se ha puesto de manifiesto en la primera sesión del Ciclo de Conferencias ‘Educación Médica en la Universidad’, organizado por la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Real Academia Nacional de Medicina. El ciclo, iniciado ayer, tiene previstas dos sesiones más los próximos 13 y 20 de noviembre.

Los constantes cambios en la formación, ya sea en la metodología educativa, los conocimientos, las necesidades profesionales, el escenario del desempeño profesional o la tecnología empleada, hace que “no esté justificado que se mantenga una formación médica que sea propia del siglo pasado”, señala el profesor Jesús Millán, director de la Cátedra de Educación Médica Fundación Lilly-UCM. “Las necesidades educativas del médico, que antes se centraban en el campo de los conocimientos, ahora también se extienden al plano de las habilidades y procedimientos clínicos, además de a los ámbitos que le permitan un correcto desempeño en un escenario especializado en el método clínico y en la relación médico-enfermo”.

En este contexto surge el área de conocimiento de la Educación Médica. Se trata, en palabras del doctor José A. Gutiérrez Fuentes, consejero de la Fundación Lilly y coordinador de las jornadas, de que “las universidades y facultades de Medicina dispongan de estructuras tipo cátedras, departamentos o unidades especializadas dedicadas a la mejora continuada de la formación integral de los médicos y, en particular, de los estudiantes de Medicina”. Sucede ya así, de forma creciente y desde mediado el siglo XX, en todas las grandes escuelas de Medicina de los Estados Unidos y los países sajones. En nuestro medio, su desarrollo es aún incipiente y son pocas las facultades de Medicina que las hayan desarrollado.

La juventud de la Educación Médica como disciplina requiere un crecimiento en el que las tareas docentes deben basarse en evidencias científicas, según el doctor Felipe Rodríguez de Castro, presidente de la Sociedad Española de Educación Médica (SEDEM), que cree que “el proceso será lento y requerirá alcanzar una mejor formación del profesorado, reconocer adecuadamente la tarea docente e impulsar la investigación de calidad en Educación Médica, de forma que aumenten tanto el número de profesores, como la financiación que se dedique a ello. Estas condiciones dependerán de las propias universidades y facultades de Medicina, de los fondos económicos que se destinen y de la consideración que se le dé a este tipo de investigación”. Y continúa: “El objetivo es formar médicos que sean capaces de proporcionar una asistencia médica que mejore la salud de los ciudadanos y sea sostenible económicamente en un entorno cambiante, evaluando los procesos de formación vigentes”.

La Educación Médica del futuro
En palabras del doctor José Manuel Ribera Casado, académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina, “la Educación Médica del futuro sufrirá algunos cambios y se centrará más en cuestiones como la relación médico-paciente y la integración de éste último en el contexto social en el que vive, además de que se apoyará en la tecnología y se orientará más hacia la atención fuera del ámbito hospitalario”. Por ello, la formación deberá orientarse a que el profesional no sólo aprenda las respuestas, sino también a cómo buscarlas, trabajando más en equipo y prestando una mayor atención que antes a valores como la situación funcional y el contexto social del paciente. “Antes, la Medicina era muy individualista; ahora ni el paciente viene solo, sobre todos los mayores, que son los más habituales, ni los médicos están solos, pues tanto en el ámbito de la atención primaria, como de la hospitalaria o de la prevención, el trabajo interdisciplinar es cada vez más importante; hay que contar con el equipo”. Será necesario hacer ver al alumno la bondad del trabajo multidisciplinar.

En cuanto al aumento de la importancia de conceptos como la valoración de la situación funcional del paciente, no se trata sólo de establecer un diagnóstico clínico, sino de atender también a la calidad de vida del paciente. Para ello será útil el empleo de escalas funcionales físicas y de función mental, entre otras herramientas, además de incorporarlas a la enseñanza. “Su inclusión no es complicada; la clave está en que los profesionales asuman que estos factores siempre deben ser tenidos en cuenta”, concluye el académico de la RANM.

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