Lundbeck está a la búsqueda de un nuevo director general después de que Ulf Wiinberg renunciara a su cargo tras una infracción de las normas de la compañía.

La compañía farmacéutica con sede en Dinamarca anunció que Wiinberg abandonó la compañía por decisión propia, después de que omitiera solicitar la aprobación de la junta directiva de Lundbeck al recibir acciones de la empresa de biotecnología Stratifield Medical como un regalo de su fundador el año pasado.

La cuestión se complicó aún más por una decisión posterior de Lundbeck para invertir en Stratifield Medical, una compañía biotecnológica centrada en el uso de las capacidades analíticas predictivas para el desarrollo de fármacos más eficientes.

Wiinberg se disculpó por este incumplimiento del código de conducta de la compañía, alegando que no fue intencional. “Lo siento por el curso de los acontecimientos, que por mi parte no fue intencional, y de la que yo mismo he informado al presidente de la compañía Håkan Björklund", dijo Wiinberg.

La salida de Wiinberg es inmediata y el presidente de Lundbeck Håkan Björklund -ex director general de Nycomed- actuará por ahora líderando la empresa hasta que se encuentre un sucesor.

Björklund comentó sobre esta salida que "Ulf Wiinberg no sólo lo ha reconocido, también se disculpó por sus acciones erróneas, pero esto no cambia el hecho de que Lundbeck tiene un Código claro e inconfundible de conducta para todos los empleados".

La noticia de la renuncia de Wiinberg se suma a las de dos últimos años difíciles para Lundbeck, que ha sido duramente golpeada por la pérdida de protección de patente para su antidepresivo blockbuster Cipralex (escitalopram).

Esto ha llevado a la compañía a una caída de los ingresos que no se han visto compensados por la falta de nuevos productos, mientras que la compañía también ha implementado medidas de reducción de costes que incluyen la pérdida de cientos de puestos de trabajo.

Para agravar estos hechos, también está la batalla legal con la Comisión Europea, que dictaminó que Lundbeck colaboró con varias otras empresas para retrasar la entrada de la competencia de genéricos para Celexa / Cipramil (citalopram). Como resultado Lundbeck fue multado con 93,8 millones de euros.