La Fundación Pfizer se adentra en regiones casi inexploradas de la Tecnología

29/4/2016
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La Fundación Pfizer se adentra en regiones casi inexploradas de la Tecnología
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Por Luis Ximénez.

Personas sin capacidad neuronal que vuelven a andar, drones que persiguen a peligrosos mosquitos hasta sus lugares de incubación o nano-medicamentos que rastrean las células cancerígenas hasta acabar con ellas, han sido solo algunos de los avances tratados durante el Foro de Innovación 2016. Como en ediciones anteriores, la Fundación Ramón Areces ha acompañado a la Fundación Pfizer en esta apasionante aventura científica y ultra tecnológica.

Nuevamente, la sede madrileña de la Fundación Ramón Areces sirvió el pasado 26 de abril para conocer aquellos aspectos más prometedores para las personas, dentro del mundo de la Salud y la Medicina. Asuntos como la Biomedicina, la Biotecnología, la Inteligencia Artificial, la Robótica, la Nanotecnología, la Medicina Digital o la Impresión en 3-D, entre muchos otros, se dieron cita en el Foro de Innovación de la Fundación Pfizer para intentar dar respuesta a algunas de las preguntas del Ser Humano. Interrogantes como saber el aprovechamiento que se podrá dar a la infinita generación de datos que se produce actualmente, cuáles serán las prestaciones de la tecnología ciborg, en qué medida se podrán estrenar órganos nuevos para sustituir a los enfermos o dañados o, en definitiva, hasta qué punto será posible extender la esperanza de vida humana. Un panorama que todavía no es el reflejado por la película Blade Runner, u otras películas futuristas aludidas durante el Foro. Pero que sí nos acercan a un horizonte de posibilidades infinitas en el que los nuevos desarrollos deberán ser presididos por la Ética, según la Fundación Pfizer.


José Luis Pons Rovira (Instituto Cajal, CSIC), el doctor José Luis Puerta López‐Cózar (Fundación Pfizer) y Ramón Martínez Máñez (CIBER‐BBN).

Tras la introducción del doctor José Luis Puerta López-Cózar, el profesor José Luis González Quirós, profesor de Filosofía de la Universidad Rey Juan Carlos, describió el sentimiento de frustración que sufren algunos pacientes cuando no se cumplen las expectativas que imaginan que pueden ofrecerle las tecnologías sanitarias. Ubicó el filósofo esta experiencia en la propia condición humana que permite tener imaginación, una excelente cualidad que, sin embargo, tiene el defecto de que es ilimitada y puede convertirse en fantasía 'dilatada'. Por eso, recomendó buscar el equilibrio. Destacando igualmente el temor irracional como el otro factor que muchas veces explica la relación de las personas con las máquinas.

El profesor Ramón Martínez Máñez, director científico del CIBER‐BBN, Centro de Investigación Biomédica en Red dentro de las áreas de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomeficina, distinguió varios campos en los que el estudio de lo más pequeño está aportando interesantes avances a la Medicina. En técnicas analíticas y de diagnóstico, por ejemplo, instrumentos cada vez más pequeños están permitiendo determinar patologías a partir de muy pocas moléculas o células, con técnicas mucho menos invasivas que las conocidas hasta ahora. De la misma forma, añadió el profesor, también se está avanzando mucho en la liberación de fármacos dentro del organismo mediante medicamentos que unen un principio activo a un elemento transportador (nanopartícula) capaz de llevar dicho principio activo hasta el punto deseado y en la cantidad requerida. Pero esas no son las únicas posibilidades de la Nanomedicina. Según explicó Martínez Máñez, también está siendo muy fecunda y prometedora su utilización en Medicina Regenerativa, mediante la restauración de la función de células, tejidos y órganos humanos, gracias a la terapia celular y la ingeniería tisular.

Preguntado sobre la posibilidad de alterar la composición de ADN mediante nanotecnología, el profesor Martínez entendió que eso todavía está fuera del alcance de los científicos, al igual que la creación de órganos plenos. Lo que sí se está consiguiendo, por ejemplo, es llegar con nanopartículas a regiones lejanas del cerebro, una vez atravesada de forma inocua la barrera macroencefálica, llegando a lesiones causadas por ictus u otras patologías. No obstante, advirtió el doctor Puerta López-Cózar en este punto, es necesario tener mucho cuidado con lo que se introduce en el cerebro porque es un órgano ya de por sí lleno de neurotransmisores en el que no se puede interferir a la ligera.

A continuación habló el profesor José Luis Pons Rovira, director del grupo de neuro‐rehabilitación del Departamento de Neurobiología Funcional y de Sistemas del Instituto Cajal, ente dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su exposición se ciñó a lo que está haciendo la neuro robótica con pacientes que han visto reducida su movilidad y funcionalidad a causa de un ictus o un daño neuronal a nivel medular. Para estas personas se han diseñado sofisticados exoesqueletos con sensores que les permiten volver a aprender la marcha bípeda u otras acciones humanas como sentarse o subir escaleras. Dichas estructuras artificiales poseen sensores capaces de anticipar las intensiones del usuario y ejecutar la maniobra necesaria para ello con sus extremidades. Estos neuro robots, de los cuales hay un par de docenas en España, incluyendo los dos instalados en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, aún son extraordinariamente costosos. Sin embargo, Pons Rovira aseguró que mediante economía de escala, en un lustro será posible que estén presentes en los hospitales españoles de forma generalizada.

El doctor Carlos Bernabéu González, CEO de Arborea Intellbird, dedicó su intervención a las aplicaciones que se están dando en Medicina a la tecnología aérea pilotada por control remoto mediante drones. Un terreno en el que está habiendo trabajos de campo de gran interés. Como explicó Bernabéu, esta tecnología puede permitir el traslado de medicamentos o vacunas a zonas peligrosas o de difícil acceso, así como captar y analizar a distancia microorganismos, alérgenos o contaminantes del aire. Siendo potencialmente muy útil también esta tecnología para la detección de vectores infecciosos, como mosquitos, la toma de muestras en áreas de riesgo, la monitorización de factores ambientales claves para la aparición de patógenos o sus vectores, la generación de mapas físicos de riesgo, el fumigado preciso con agentes biológicos capaces de neutralizar vectores, el traslado de órganos o la intervención en procesos de emergencias, entre otras muchas potencialidades.


José Luis González Quirós, profesor de Filosofía de la Universidad Rey Juan Carlos; José Luis Pons Rovira, director de Neuro‐Rehabilitación del Instituto Cajal del CSIC; el doctor José Luis Puerta López‐Cózar, patrono de la Fundación Pfizer; Ramón Martínez Máñez, director científico del CIBER‐BBN; y el doctor Carlos Bernabéu González, CEO de Arborea Intellbird.

Como ejemplo de usos médicos de los drones se está estudiando, según explicó el ponente, utilizarlos para detectar mediante el uso de termocámaras los lugares de incubación de los mosquitos portadores de parásitos morbi-mortales, para proceder a su eliminación por pesticidas o su esterilización mediante radiaciones. Experiencias que tienen mayores posibilidades de desarrollo en las grandes regiones despobladas de África, por ejemplo, donde pueden generarse focos pandémicos y los drones pueden volar sin peligro.

A pesar de las enormes posibilidades de la tecnología descrita, el CEO de Arborea Intellbird destacó que todas estas experiencias están en fase incipiente y serán sujetas a estrictas medidas de seguridad fuertemente reguladas. En ese sentido, añadió, las ciudades están cerradas al tráfico aéreo de drones, cuyos pilotos no pueden estar lejos de estos dispositivos ni permitirles alcanzar alturas elevadas.

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