Nueva herramienta para la evaluación del paciente con espasticidad post ictus en Atención Primaria

01/9/2021
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Nueva herramienta para la evaluación del paciente con espasticidad post ictus en Atención Primaria

La identificación temprana de la espasticidad post ictus permite reducir complicaciones que condicionan la calidad de vida del paciente.

El nuevo Sistema de clasificación de riesgos de la espasticidad post ictus facilita a los médicos de Atención Primaria la derivación del paciente al médico rehabilitador.

Los programas de tele-rehabilitación han resultado ser útiles para dar continuidad asistencial en la pandemia.

Los médicos de Atención Primaria cuentan con una nueva herramienta para la evaluación de los pacientes con espasticidad post ictus, una consecuencia del accidente cerebrovascular que afecta aproximadamente a un 40% de pacientes tras el ictus. Este Sistema de clasificación de riesgos de la espasticidad post ictus busca ayudar a los médicos de Atención Primaria a predecir, identificar y priorizar a los pacientes en riesgo de desarrollar espasticidad y favorecer su derivación al médico rehabilitador. La espasticidad post ictus es un trastorno neuromotor que puede provocar en los pacientes problemas de movilidad, alteración postural, déficit funcional, rigidez mantenida de las articulaciones y dolor en las extremidades.

La importancia de esta herramienta, desarrollada por un equipo internacional de médicos rehabilitadores, con el apoyo de Allergan, an AbbVie Company, reside en que la identificación temprana de la espasticidad post ictus permite evitar complicaciones que empeoren la calidad de vida del paciente, y reducir la carga asistencial para enfermeras y cuidadores. Así lo explican las doctoras españolas que han participado en su desarrollo y adaptación, Raquel Cutillas, jefa asociada del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid; Lourdes López de Munaín, jefa del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander; y Susana Moraleda, jefa del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Universitario La Paz de Madrid.

En palabas de la doctora Cutillas, “la espasticidad post ictus se desarrolla en muchos casos desde una etapa precoz, a las tres semanas de haberse producido el ictus, por lo que terapeutas y médicos tenemos que estar alerta desde los primeros momentos para su diagnóstico precoz y futuro tratamiento, en el caso de que esté condicionando la recuperación funcional del paciente”. La relevancia de esta identificación temprana se ve avalada por diferentes estudios internacionales  que confirman su influencia en el curso de la intervención y en la consecución de unos mejores resultados motores y funcionales.

El Sistema de clasificación de riesgos de la espasticidad post ictus fue presentado a los médicos rehabilitadores en el Congreso Nacional de Medicina Física y Rehabilitación de octubre de 2020. Actualmente, los especialistas buscan hacer llegar la herramienta a los profesionales de Atención Primaria a través de congresos, sesiones informativas o publicaciones ya que “el semáforo de la espasticidad, como le llamamos, permite conocer de forma sencilla en qué situación está el paciente y poder facilitarle la mejor atención que requiera en cada momento” explica la doctora Cutillas.

Se recomienda su uso durante la evaluación posterior al ictus, dentro de las 12 semanas siguientes, y en las visitas de seguimiento regulares. “En esta primera fase, en la que tanto pacientes como familiares están más preocupados por la recuperación de la actividad motora perdida, somos los profesionales sanitarios quienes debemos incidir en el impacto de la espasticidad post ictus en la recuperación funcional y los cuidados”, defiende esta especialista.

La Covid19 ha provocado un deterioro funcional en los pacientes espásticos
La detección temprana de la espasticidad post ictus es además esencial, dicen las especialistas, para combatir las consecuencias que la pandemia de Covid19 ha provocado en los pacientes. En consulta, ambas doctoras han constatado que el aislamiento y el inmovilismo han causado un mayor deterioro funcional en las personas con espasticidad post ictus. En la misma línea, un estudio realizado en Italia relaciona este deterioro, reflejado en un 72% de los pacientes, con los problemas de acceso al tratamiento.

A pesar de ello, la doctora López de Munaín asegura que se han realizado esfuerzos por dar continuidad a la asistencia a estos pacientes: “en esta situación los programas de tele-rehabilitación han resultado ser útiles. Se ha demostrado que son eficaces, costo-eficientes y que aumentan la implicación de las personas con espasticidad. Pero aún debemos mejorar ciertos aspectos, desde el desarrollo de programas informáticos específicos, hasta la concienciación y preparación del paciente, que se debe encontrar preferentemente en su domicilio y en un entorno confidencial”.

En este sentido, las especialistas apelan a la colaboración de médicos, cuidadores y pacientes para el éxito del tratamiento. Como explica la doctora López de Munaín, “la evolución depende en gran parte de la implicación del paciente y sus cuidadores, que deben repetir y aplicar las pautas enseñadas por los profesionales de la rehabilitación. Entre ellas se incluye la realización de una serie de ejercicios y un adecuado control postural para evitar el acortamiento muscular, la limitación de los recorridos articulares y el dolor”.


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