Abrysvo, la vacuna de Pfizer frente al virus respiratorio sincitial (VRS), ya está disponible en España para la protección de lactantes y de mayores de 60 años

31/1/2024
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Abrysvo, la vacuna de Pfizer frente al virus respiratorio sincitial (VRS), ya está disponible en España para la protección de lactantes y de mayores de 60 años

Se trata de la primera y única vacuna frente al VRS autorizada tanto para la inmunización de embarazadas como de adultos mayores.


De izquierda a derecha: Inmaculada Cuesta, enfermera, matrona y secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), Ángel Gil, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Dra. María Garcés Sánchez, pediatra y miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), Maite Hernández, directora de comunicación de Pfizer y Francisco Mesa, director médico de Atención Primaria y Hospitales de Pfizer.

Abrysvo, vacuna bivalente de Pfizer contra la proteína F en prefusión (RSVpreF), ya está disponible en España para conferir protección frente al virus respiratorio sincitial (VRS) tanto a lactantes mediante la inmunización activa de embarazadas como a adultos mayores.

La vacuna bivalente de Pfizer frente al VRS se debe utilizar de acuerdo con las recomendaciones oficiales y está indicada para la protección pasiva contra las enfermedades de las vías respiratorias inferiores (ERVBI), causadas por el VRS en lactantes desde el nacimiento hasta los seis meses de edad, mediante la inmunización de las mujeres durante el embarazo y también para la inmunización activa de las personas mayores de 60 años para la prevención de las ERVBI causadas por el VRS.

Es la primera y única vacuna autorizada que se ha diseñado y estudiado específicamente para la inmunización de embarazadas y ahora su uso está aprobado para administrar una sola dosis de la vacuna entre las semanas 24 y 36 de gestación. Además, se ha estudiado en adultos mayores de 60 años y su autorización de comercialización incluye el uso de una dosis única también en esta población.

Según ha explicado Inmaculada Cuesta, enfermera, matrona, miembro del grupo de ‘Educadores en vacunas’ y secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), durante la presentación del medicamento en rueda de prensa, “esta vacuna tiene capacidad para conferir una inmunidad a la madre que puede ser transferida al recién nacido. A medida que el sistema inmunológico de la gestante reacciona a la vacuna, se producen una serie de anticuerpos protectores contra el VRS. Una porción de estos anticuerpos se transmite al feto en desarrollo a través de la placenta, ofreciendo al bebé un escudo vital contra el VRS en los primeros seis meses de vida, precisamente cuando es más vulnerable”.

Asimismo, Cuesta ha recordado que es importante que la mujer en edad fértil llegue al embarazo con todas las vacunas sistemáticas y recomendadas administradas: las vacunas frente a dTpa (difteria, tétanos y tosferina) en cada embarazo, la vacuna frente a la gripe si la gestación coincide con la temporada de gripe, la vacuna frente a la COVID-19 y la vacuna frente al virus respiratorio sincitial (VRS). 

Por su parte, la Dra. María Garcés Sánchez, pediatra en el Centro de Salud Nazaret (Valencia) y miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), ha puesto de manifiesto que la bronquiolitis por VRS en el lactante es un cuadro muy frecuente y de especial gravedad en el lactante menor de 6 meses, dado que su sistema inmunológico es muy inmaduro para defenderse del virus y su aparato respiratorio es muy sensible a la enfermedad. Además, la bronquiolitis en lactantes se asocia con un mayor riesgo de hiperreactividad bronquial (una especie de asma), en los 5 primeros años de vida.

La Organización Mundial de la Salud estima que el VRS representa más del 60% de las infecciones respiratorias agudas en lactantes y niños pequeños en todo el mundo.“Las infecciones por VRS son, además, la principal causa de hospitalización en lactantes y, en concreto, se estima que 1 de cada 10 hospitalizaciones en menores de 5 años es causada por el virus respiratorio sincitial. Pero es que además no disponemos de ningún tratamiento específico para la bronquiolitis. Por tanto, disponer de una vacuna para la gestante para la prevención del VRS es una buena estrategia para proteger al bebé y evitar secuelas posteriores, como ya se ha demostrado con otras vacunas como la de la tosferina, pues se trata de una manera natural de conseguir que la madre pase a través de la placenta los anticuerpos protectores a su hijo y se evita el pinchazo al niño”, destaca la Dra. Garcés.

Al tratarse de un virus respiratorio, el VRS afecta a los adultos al igual que lo hacen la gripe, la neumonía o el SARS-Cov2. “El problema es que pensamos que es una infección que solo afecta a niños pequeños y que apenas se diagnostica en adultos”, explica el Prof. Ángel Gil, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

A este respecto, el Prof. Gil comenta que el VRS puede causar enfermedad grave en los adultos, particularmente en los mayores de 60 años, en adultos con cardiopatía crónica, EPOC, asma o inmunocomprometidos, pero también en adultos mayores sanos. Además, señala que, en adultos de 60 años y mayores, hay más mortalidad intrahospitalaria relacionada con casos de VRS -8% de los casos- que con casos de gripe.

La protección de los adultos mayores frente a cualquier enfermedad respiratoria es esencial. Ya lo hacemos frente a la gripe y COVID, por lo que poder incluir la protección frente al VRS sería muy importante para dar una cobertura de protección frente a los virus más frecuentes y que mayor carga de enfermedad tienen en los mayores. En este sentido, se podrían hacer dos recomendaciones: una vinculada a la edad, recomendando la vacunación frente al VRS de todos los mayores institucionalizados y todos los mayores de al menos 65 años de edad, y otra recomendación de inmunización frente al VRS para todas las personas que tienen inmunosupresión o alguna enfermedad crónica asociada (enfermedad cardiaca, respiratoria, hepática, renal o diabetes), incluyendo tabaquismo crónico”, finaliza el especialista en Medicina Preventiva.

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